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Dulces momentos de mango

Reconocido como uno de los mejores frutos tropicales, también se cultiva en España. Con su pulpa refrescante y colorida permite numerosos usos culinarios, a los que suma sus propiedades nutritivas

Frutos madurando en el árbol. / pxhere.com

En ningún otro sitio de Europa se cultivan mangos, solo en la costa andaluza que va desde Motril hasta Vélez Málaga. También en las islas Canarias, con la ventaja de que el fruto español puede recogerse en su punto óptimo de madurez, lo que realza sus cualidades organolépticas. El ochenta por ciento del que se produce es el mango Osteen, de excelente e intenso aroma y carne ligera y dulce. Como el resto de variedades, es una gran fuente de fibra, de vitaminas y de minerales.

Con su dulzor, jugosidad y carnosidad el mango conquista todos los paladares. Sus propiedades permiten que, además de su consumo en fresco, sea un alimento que da juego en la cocina. Combina en salsas, ensaladas, cremas, helados, purés y como acompañamiento de carnes y pescados. Y, por supuesto, en numerosos postres. Es todo un manjar que también se toma en zumo, macedonia, mermeladas y licores. De todas las maneras aporta un toque afrutado a los platos que se alía.

El mango procede originariamente del área indobirmana y se cultiva desde hace unos cuatro mil años, puede que incluso más. El mundo occidental se relacionó con este producto cuando los españoles llevaron la fruta desde la India hasta Manila, a finales del siglo XIV. Y a principios del siglo XV lo introdujeron en las colonias tropicales del continente americano. La Manguífera índica pertenece a la familia de las Anacardiáceas, que abarca más de 50 especies. El fruto es carnoso, su peso varía de 150 gramos a un kilo o dos los más grandes, con forma ovalada y piel lisa, con un color que va desde el verde al amarillo con tonalidades rosadas, rojas y violetas donde recibe la luz directa del sol. Su sabor es persistente en el paladar, exótico y dulce, con un delicioso aroma cuando está maduro.

En la India es prácticamente una fruta nacional, vinculada a numerosas historias. El dios Ganesha, reverenciado para superar los obstáculos, tiene en los mangos una de sus frutas predilectas, símbolo de logros y del potencial de perfección de los devotos. Otra leyenda dice que Buda encontró inspiración y paz sentado bajo un huerto de mangos. En las lenguas indoeuropeas se le conoce por diversos nombres que derivan del tamil "man-gay" que en Europa derivó en "mango".

Esta fruta destaca por su gran poder antioxidante, ya que posee cantidades significativas de tres importantes nutrientes: vitaminas C y E y betacaroteno (provitamina A). También aporta magnesio y potasio, fibra y ácidos depurativos.

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