Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las viñetas de Roca se cruzan con el rock

El encuentro entre el líder de la banda Seguridad Social, José Manuel Casañ, y el autor de cómics Paco Roca podía terminar cayendo estrepitosamente por un barranco. Pero el talento se ha impuesto en "La encrucijada"

Paco Roca (derecha) y José Manuel Casañ. // Domingo J. Casas

J osé Manuel Casañ es suficientemente conocido, mediático incluso, para ahondar en presentaciones: líder de la banda Seguridad Social, grupo que él mismo fundó en 1982 y que ha derivado de unos inicios punk-ska hasta un rock de aroma latino con el que arrasarían en los noventa y, últimamente, a dejarse influenciar por sonidos mediterráneos. En todas sus facetas ha gozado de éxitos como "Comerranas" o, por supuesto, "Chiquilla" y "Quiero tener tu presencia", si bien últimamente su música se ha alejado de las radiofórmulas comerciales. Es algo sobre lo que el propio libro diserta con lucidez.

Respecto a Paco Roca, bien, por lo general sí que conviene introducir un poco a los autores de cómics, aunque seguramente el de Roca sea el único caso de autor de historieta estrella mediática (al margen de asuntos de otro planeta como Ibáñez, que precisamente esta semana celebraba las seis décadas de sus Mortadelo y Filemón). Roca es Premio Nacional del Cómic por "Arrugas", novela gráfica importantísima en el despegue de este movimiento autoral que aprovechó los buenos ojos con los que un nuevo público empezó a ver ciertos cómics de temática adulta publicados con formato libro. Su reivindicación de "La Nueve" en "Los surcos del azar" supuso otra cumbre sobre la que han caído numerosos reconocimientos (Salón de Barcelona, por ejemplo), así como su continuación, "La casa", demostró que el autor no se estancaba.

Éxitos dentro del mundo del cómic que la adaptación al cine de "Arrugas" (premiada con dos Goya), así como su sección "en pijama" para El País Semanal (que pronto será una película) no han hecho más que agrandar su imagen hasta hacer de Paco Roca el autor de novela gráfica más conocido del país.

Pero ¿qué porras tendrá que ver la música de Seguridad Social y la obra del dibujante valenciano? Pues a la luz de "La encrucijada" (Astiberri ediciones) la respuesta es que... da igual, esa no es la pregunta. La pregunta es hasta dónde podían llegar juntas dos fuerzas creativas no diré opuestas (en algunos aspectos sí, en otros, no tanto) como sencillamente de mundos paralelos. El Parnaso de los focos y los escenarios ante multitudes antesala del exceso de la rock-star, versus el solitario estudio de dibujo de un oficio si no mal visto, sí desconocido y discreto. La música versus un lenguaje artístico sin sonido. Un punk reciclado y vuelto a reciclar, y un autor de cómics que empezó en el porno (es lo que había) y acabó emocionándonos con un padre que tiene mucho de padre de todos los que fuimos niños en los setenta.

Obra coherente

No importa si hay nexo porque, como el propio cómic explica, lo que en principio iba a ser una suerte de libro-disco a la normal usanza, donde el cómic ilustra por capítulos las canciones... cambió radicalmente. Aí que lo que hace fuerte el nudo aquí es la propia creación como acto. Qué y cómo crear, construir. Desde dos polos, además, logrando con ello una obra coherente para ambas partes.

El exitazo de "La encrucijada" pasa por mostrarnos muchas cosas que tocan tanto a Casañ como a Roca: porqué hacer lo que hacen, qué les emociona de su arte, y de las cuestiones más técnicas de sus oficios (la relación con el editor, el trabajo en el estudio, el viajar...). También es un diario abierto de cómo se construye la propia obra y un recopilatorio de reflexiones donde cabe hablar del éxito, el fracaso, el arte, la relación familiar del artista con sus padres al inicio de la (incierta) carrera... Un trabajo que se parece muy poco al proyecto inicial, parece que más por empecinamiento de Roca, pero también por la porosidad de Casañ, quien en algún momento del proceso ha sabido ver que lo que nació mirando al norte avanzaba al sur y ello no era malo. Sinergias.

Además, bueno... está Roca, otra vez, demostrando su altura. La soltura con el lápiz, la naturalidad de los diálogos, el retrato perfecto y matizado de José Manuel Casañ, la capacidad de absorber al lector pese a que lo que "ocurra" es una sucesión de charlas sin acción. Por otro lado me da que estamos ante una obra que vuelve a hacer otra vez eso que tanto me gusta de Paco Roca: sobre su propio modo de hacer y ser, vuelve a dar un pequeño giro, a crear algo nuevo, diferente a todo lo que ha hecho. Ahí está, como fácil ejemplo, ese paquete de insertos que parecen ilustrar diferentes géneros musicales de un modo poético, donde Roca ensancha su estilo para imitar muchos estilos (de la escuela Tex Avery a, por ejemplo, la psicodelia de George Dunning).

Además creo que hay algo más que destaca como inédito en la obra de Paco Roca. En "Los surcos del azar" se retrató en una falsa entrevista, en una historia inventada. El protagonista de "La casa" era Roca pero no lo era, se filtraba a través de un personaje ficticio. Y en "Memorias de un hombre en pijama" lo que hace Roca es comedia a partir de una imagen de sí mismo pasada por el tamiz de su maravilloso sentido del humor. Sin embargo creo que en "La encrucijada" como lectores sentimos al Paco Roca más real, la persona y el autor sin el filtro del trampantojo ni del humor. Leemos a Roca charlando con Casañ y nos parece que nunca el dibujante se ha retratado con menos filtros.

Así pues, hay que volver a decirlo con sonrisa de satisfacción en el rostro, porque es una alegría comprobar que Paco Roca, a día de hoy, no da "fallo de sistema" y sigue siendo un autor vibrante, aventurero, inteligente y necesario.

Compartir el artículo

stats