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Cocido tradicional de Casa Lodeiro, en la parroquia cruceña de Gres. /Bernabé/Javier Lalín

El puchero más auténtico

Si hay una exaltación gastronómica a partir de enero, esa es la del cocido, uno de los platos estrella de los fogones autóctonos y aglutinador de reuniones de mesa y mantel

Emblema de la cocina hecha a fuego lento, el cocido tiene su origen en el puchero de las familias, sustento imprescindible para realizar los trabajos diarios, especialmente las duras faenas del campo. En la olla se cocían durante toda la mañana los alimentos de los que se disponía en la casa, fueran carnes, aves o verduras. De este caldero -el pote- comían todos y cualquiera que se acercara a la mesa. De ahí viene la tradición de reunirse al calor y sabor de un buen cocido.

El garbanzo, la carne roja, cerdo, y embutidos son su base principal, acompañados de patatas y distintas verduras. A partir de aquí se reparten por el país las variantes, cada una con sus particularidades y productos de la zona, como en el caso del cocido gallego, que lleva grelos y cachucha y se presenta, como decía el maestro Cunqueiro, en tres fuentes.

Autor de páginas excelsas de la culinaria autóctona, Álvaro Cunqueiro dedica en "A cociña galega" un capítulo a esta emblemática receta. "Un buen cocido lleva muchas cosas: lleva jamón y lacón, lleva carne fresca, lleva tocino y chorizos, lleva verdura -que pueden ser unos grelos pero puede ser también repollo-, y lleva gallina, y también lleva garbanzos. Y las patatas, por descontado? Hacen falta tres fuentes para servir un cocido, que en una va la carne de cerdo, en otra la gallina con la carne fresca, y en la otra las patatas con chorizos y garbanzo?", dejó escrito don Álvaro, que hablaba del cocido como el plato más completo de la gastronomía gallega, además de ser un auténtico homenaje al cerdo.

Y si hay un lugar donde esta preparación tiene fama es Lalín, considerado capital mundial de este sabroso puchero. Este año la celebración cumple medio siglo, catalogada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Coincidirá el día grande el 4 de febrero, aunque durante todo un mes hay actividades y degustación en torno a este plato típico. Puede decirse que este gran evento supone el arranque anual de las celebraciones gastronómicas que jalonan la geografía gallega.

Además de Lalín, que ha convertido la fiesta en una seña de identidad, otras localidades de Galicia exaltan al cerdo en sus diferentes formas, como en O Carballiño, donde se celebra la Festa da Cachucha o la del Lacón Cocido e da Verza en Guitiriz. Y como no hay cocido sin grelos, desde hace más de diez años en Abadín (Lugo), celebran Expogrelo, una feria dedicada a esta verdura típica.

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