Los gemelos tienen mala fama. Al menos en el cine. Lo sabía Kubrick y las últimas recién llegadas (no por ello menos imponentes) al cine de miedo, como Franz y Fiala, con su "Goodnight mommy". Incluso Coixet cayó en la tentación... A Ozon, que lo ha probado casi todo en el celuloide, le tocaba, tras la contención y la intensidad de "Frantz", desmelenarse y hacerlo con una temática que le deja explayarse en el thriller, uno de los cotos de caza que más exploró: el concepto del otro como doble, o más bien espejo (que no fotocopia). Sobre todo, como es el caso, si se funde con el erotismo que tan bien conoce Verhoeven. El sueño de la razóna veces, produce gemelos.
El amante doble