Pitiu se propuso dirigir la vida, ordenar el caos y resumir el mundo y lo logró. Pese a que "Yo, Daniel Blake" le arrebató la Palma de Oro, el tratado audiovisual de precisión milimétrica pese a sus aires de camarote de los Marx del rumano que es "Sieranevada" brilla ya en la historia del cine. Vinterberg y otros saben lo que dan de sí ciertas reuniones familiares, pero Pitiu no necesita revolver muchos trapos sucios para embelesar al espectador, cautivado por el milagro narrativo global que se desvela ante su mirada. ¿Puede resultar trepidante una ceremonia casera que exaspera porque no acaba de arrancar? Sí. Y también graciosa y triste e introspectiva e inquietante. Como la vida.