Ucero se encuentra a ochenta kilómetros de Soria y a quince de Burgo de Osma. Precisamente, fue fundada tras la repoblación de Osma en el siglo XII. De su largo pasado queda como testigo el castillo, asociado desde siempre a los templarios y asentado sobre una colina que domina la villa medieval y gran parte del Cañón.
Un paseo empinado encamina al visitante a la fortaleza, que conserva parte de sus muros y la torre del homenaje, coronada con ménsulas y en la que se abre una ventana con arcos ojivales. Desde el castillo, declarado Monumento en 1949, se tiene una impresionante panorámica de los ríos Ucero y Chico, así como del Cañón del Río Lobos. Se cuenta que la construcción perteneció a la orden del Temple, por ello estaba estrechamente vinculada a la ermita templaria de San Bartolomé, a la que se une por una singular y atractiva senda.
En el pueblo y entre las casas se alza la iglesia de San Juan Bautista, del siglo XVIII, que guarda en su interior las figuras del Cristo del Castillo, conocido como Cristo de los Templarios, y de la Virgen de la Antigua. También destaca su pila bautismal, cruces y pendones. Otro gran exponente de arquitectura religiosa es el referido templo de San Bartolomé, construido en el primer cuarto del siglo XIII. Originalmente pudo haber sido la iglesia del convento templario de San Juan de Otero, aunque la teoría no está totalmente corroborada.
A su valor arquitectónico, esta ermita suma el lugar en que se encuentra, de misteriosa y pétrea belleza, habitado ya por grupos humanos de la Edad del Bronce y por eremitas en época visigoda. Se ubica en un valle surcado por el río Lobos, rodeado por cuevas y farallones calizos de caprichosas siluetas. Ya en el cañón sorprende la diversidad de su fauna y el paisaje de cantiles y cuevas, lo más espectacular de esta zona protegida.
A solo unos metros del pueblo de Ucero se ubica el Centro de Interpretación del Parque Natural del Cañón del Río Lobos, situado en un edificio del siglo XIX que fue fábrica y piscifactoría.
