Puestos a impresionar, es difícil superar a "The tribe", una película que no utiliza palabras y que deja a los espectadores sin ellas. Pero el cine ya demostró unas cuantas veces (y no solo con el mudo, que a fin de cuentas podía incluir diálogos por escrito) que la ausencia de voz humana puede ser un plus. Los orientales, de donde provienen los aforismos que enfatizan las posibilidades del silencio, saben bien que una imagen, bien utilizada, vale más que mil palabras, como demuestran las parcas "Dolls"_o "Hierro 3".
Aunque Michael Dudok es francés, esta sobria joya de la animación que firma, "La tortuga roja", lleva el sello del Studio Ghibli y hay más de oriente que de occidente en su factura, lo que se traduce en la ausencia de diálogos (que se revelan innecesarios) y, como marca de la casa, la abundancia de verdad, profundidad y belleza. Una reflexión sobre la vida y, como decía el título de la película de Woody Allen, todo lo demás.
