"Sufragistas" es, ante todo, una reivindicación justa y necesaria, una cita con la memoria para indagar en los orígenes del movimiento que reivindicaba a la mujer como sujeto activo de la política y, por tanto, de la historia, empezando por su capacidad para ejercer el voto. La película de Sarah Gavron puede valorarse como una lección de historia imprescindible, que recuerda la lucha, a veces no solo con palabras, de unas mujeres por oír su voz, aunque solo aluda al movimiento sufragista en Gran Bretaña.
Es en ese mensaje de atención donde reside su principal virtud. Como película, no se sale de lo convencional y recurre demasiado al drama en torno a su ficticia protagonista femenina para mantener la atención, lo que difumina el conflicto político que hay detrás.