Ni rastro de la borrasca Karlotta. Hubo suerte para la serpiente multicolor que recorre O Hío entre ayer y hoy. La salida de Vilariño se realizó con entera normalidad y se llegó a Iglesario con ritmo lento, voces altas y disfraces de locura. Allí, ya no solo se protege el cruceiro de O Hío, sino que las vallas impiden también el acceso al atrio del templo parroquial. Es la primera parada, la que sirve de avituallamiento y la que recoge gente que viene con prisas del trabajo. Los gaiteiros suben por primera vez al palco a tocar sus piezas, antes sacrosantas, ahora interrumpidas por el gentío. Son muchas voces coreando y muchos cuerpos camuflados saltando. Iglesario es parada y fonda y también lugar de muestrario.