La situación que se vive en la ensenada de San Simón y en otros puntos de la ría se extiende al resto de Galicia. En la de Pontevedra las profesionales no tienen pensado volver a trabajar hasta el 27 de noviembre, mientras que en las rías de Arousa y Muros-Noia observan en cada salida al mar que el recurso está muerto o es ya inservible de cara a la crítica campaña navideña, donde el sector hace su agosto.

En el caso del fondo de la ría de Vigo, desde las cofradías de Arcade, Redondela y Vilaboa se muestran muy pesimistas. “Había muchísima mercancía muerta; nunca habíamos visto la comida del berberecho y de la almeja flotando por el agua”, lamentó la presidenta de las mariscadoras de Arcade, Rita Míguez. En declaraciones a Europa Press, anunció que barajan “pedir el cese por fuerza mayor”, ya que la decisión es la de parar para evitar hacer más presión sobre el recurso.

De la misma opinión son la patrona mayor de Vilaboa, Mari Carmen Cortegoso, o la presidenta de las mariscadoras de Redondela, Ana Belén Sotelino. “Hacía tiempo que no veíamos a las playas como están ahora”, destacó la primera; “y aún va a morir más a largo plazo, porque la que está tocada y no se entierra va a morir”, dijo la segunda.

En lo que también coinciden ambas es que esta situación está viéndose agravada por la incesante actividad de los furtivos, que según Cortegoso llevan “todo el año” actuando. “Ahora deberían tener un poco de miedo si está mal la almeja, pero ellos sabrán”, dejó caer.