Abandonar el consumo animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace diez años apenas existía el histórico Galgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos.

Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.