De momento no hay ningún control sobre las bolitas que se han llegado a recoger hasta ahora de los 1.000 sacos que se perdieron, más de 26.000 kilos. La cuestión es que las tareas de limpieza son extremadamente complejas por el tamaño tan pequeño de este componente, mezclado con la arena y las algas de la playa. Los ayuntamientos dencuncian, un día más, la falta de coordinación.