Una inmensa tromba de agua que cayó el pasado sábado por la tarde inundó la torre de control del aeropuerto de Santiago. Las goteras fueron de tal magnitud que la planta quedó completamente llena de agua. Pese a la aparatosidad de lo ocurrido, el tráfico aéreo solo se tuvo que cerrar durante 20 minutos. La sala empapada y los controladores continuaron trabajando en en estas condiciones. Se están analizando las causas para llevar a cabo las medidas necesarias para que no se repita una situación similar, según informan desde Aena.