Ir a la compra se ha convertido en todo un reto para muchos españoles. La inflación no da tregua y eso está impactando directamente en nuestra alimentación y en los hábitos de consumo. Uno de los damnificados por la escalada de su precio es el rey de la dieta mediterránea: el aceite de oliva. En las últimas semanas, la variedad virgen extra ha superado la barrera de los 10 € el litro. Al ver su precio, muchos comienzan a decantarse por otros más baratos y de peor calidad como el aceite de girasol. Así lo constata Marina Fernández, nutricionista, que advierte de los riesgos de ciertos tipos de grasas si se toman con frecuencia. Además, el consumo de pescado fresco se ha reducido también en más de un 30%. El principal motivo no es otro que su coste: en solo un año ha superado de media los 10 € el kilo. Eso ha hecho que se haya dejado de considerar una prioridad en la mesa.