Dada la situación económica actual, los jóvenes se están viendo obligados a practicar la “cultura del compartir”, desde traslados en coche a todo tipo de cosas del día a día. Es lo que hacen, por ejemplo, en las “cosotecas”, una librería de cosas donde por un módico precio se comparten objetos como herramientas o tiendas de campaña. Como la vivienda es también un quebradero de cabeza para los jóvenes, en algunas cooperativas han creado espacios comunes para compartir los electrodomésticos. En lugar de tener 25 lavadoras, una para cada vecino, solo tienen siete para todos.