La inteligencia artificial se ha colado de lleno en el mundo del arte, pero situada al otro lado. Un perro robot se ha hecho famoso por pasearse por salas de exposiciones y museos defecando críticas de arte. Después de hacer zoom a la obra, reúne datos y, gracias a la tecnología ChatGPT y los algoritmos, elabora un comentario en cualquier idioma. La forma de entregarlo es divertida y provocadora porque se trata de una crítica irónica del mundo del arte.