La ciudad vivió ayer otra jornada de celtismo como las de los mejores tiempos. La “procesión” bajaba por la avenida Fragoso. Las bengalas comenzaban a formar una gran nube azul a medida que el vehículo se aproximaba al estadio. Era el delirio, en un ambiente que olía a cerveza y mostraba caras de esperanza por salvar otra mala temporada. “A nosa reconquista” llegaron a llamarle años atrás cuando el equipo vivió angustias similares. Después del encuentro siguieron las celebraciones por la ciudad olívica.