Un año en la Moncloa, cuarentena y nuevo “look”

Begoña Gómez y Pedro Sánchez acaban de celebrar un año de legislatura en la Moncloa, la segunda para el matrimonio y seguramente la que nunca esperaban; el primer aniversario él como presidente del Gobierno de coalición, luchando cada día contra la oposición y, sobre todo, contra la pandemia; y ella con una agenda casi inexistente como esposa del regidor.

Ha sido un año extraño el 2020, un año, que no ha podido hacer clasificaciones de looks, ni repaso de sus viajes (tan solo pasó unas horas en el Vaticano) ni de sus duelos de estilo con unas primeras damas y otras (incluida Letizia), ya que las apariciones públicas de Begoña Gómez han sido casi nulas. No hubo visita a Marivent en la cita habitual veraniega cuando presidente del Gobierno y Rey realizan su despacho estival; ni tampoco besamanos en el salón del trono del Palacio Real el día de la Fiesta Nacional. Uno de sus únicos viajes ha sido al Vaticano a visitar al Papa.

Pero aún así, en las pocas apariciones públicas que ha realizado, la hemos visto cambiar de imagen en front row de la MBFW y también estrenarse como codirectora de un nuevo máster; así que ha sido un año productivo.

Y eso que el pasado año no fue nada fácil para la mujer del presidente. Lo comenzó celebrando la victoria de su marido y vitoreándole en la tribuna de invitados del Congreso, pero pronto tuvo que recluirse en el palacio de la Moncloa, ya que, como asegura el portal, no ha vivido una sino dos cuarentenas y un confinamiento.

La primera, al principio de la pandemia, cuando dio positivo en coronavirus tras estar en contacto con ministras y vicepresidentas del Gobierno en la manifestación del 8 de marzo. Tras varias semanas sin conocer la evolución de su estado de salud, Sánchez, en una de sus ruedas de prensa semanales, anunció que su esposa había recibido el alta médica. Fue el 2 de mayo, mes y medio después de dar positivo.

A ese confinamiento le siguió el estado de alarma, que no fue levantado del todo en Madrid hasta finales de junio. Entonces se le vio salir de casa e incluso participar en algún acto. Tras un otoño tranquilo, el matrimonio tuvo que confinarse de nuevo, esta vez por el positivo del presidente francés Emmanuel Macron con el miedo de no poder celebrar la Navidad. Fue a mediados de diciembre cuando Pedro Sánchez y Begoña Gómez volvían a confinarse hasta saber si tras el encuentro entre los dos presidentes, el español había contraído el coronavirus. Hubo buenas noticias ya que la familia dio negativo.

El acto quizá más importante del año fue el viaje que el tándem Sánchez-Gómez realizó al Vaticano para ver al papa Francisco, que había sido aplazado durante meses y que se celebró en octubre, eso sí, con mascarilla a juego. Allí se vio a Begoña con flequillo y sin mantilla, con una imagen sobria (como mandaba la ocasión), con un vestido negro con manga tres cuartos y escote cerrado, con un largo por debajo de la rodilla y firmado por el joven diseñador español Diego Estrada que no tenía ningún pero. Siempre que puede, la mujer del presidente luce firmas española, lo hizo en la visita al Papa y también lo había hecho antes en los desfiles de la MBFW.

Pero no solo ha estrenado imagen, sino también ocupación y no, no es porque abandone la Moncloa; sino porque desde el pasado mes de noviembre es la codirectora de un nuevo máster en la Universidad Complutense de Madrid. Un proyecto que la mantuvo ocupada todo el verano y que se sumaba a su otro máster en esta misma universidad. El máster Transformación social competitiva: los ODS como estrategia se imparte dos días por semana, desde noviembre y hasta julio de este año a razón de 7.000 euros por alumno y se une al que ya impartía desde hace casi una década en Dirección en Fundraising en Organizaciones sin Ánimo de Lucro de la Complutense. Pese a la pandemia, la vida sigue.