Edoardo Ponti viajó hasta sus raíces en el sur de Italia para que el cine recuperara a su madre, Sophia Loren, con La vita davanti a sè (’La vida por delante’), el drama sobre una superviviente del Holocausto que cuida de niños abandonados con el que la legendaria actriz, de 86 años, regresa tras más de una década.

“Con mi madre puedo repetir la misma escena 10, 12, 15 veces, que nunca jamás en tres rodajes me ha dicho ‘Edoardo, basta no puedo más’. Nunca se rinde, siempre quiere lo mejor. Con 30 años es normal, pero tener ese deseo con 86 es una gran lección”, asegura el cineasta.

Es la tercera vez que la dirige, pero esta es aún más especial: es el primer largometraje de Loren en más de una década, rodado en su tierra, en el sur de Italia, donde interpreta a una estricta y generosa madrastra. “Así es como yo veo a mi madre. Siempre quiero mostrar a Sopfia Loren, no como la diva, sino como la actriz, la mamá y la artista que yo conozco”, afirma Ponti.

Durante la charla, el hijo que tuvo Loren con el productor Carlo Ponti se deshace en halagos hacia ella, a la disciplina que le inculcó y a un estilo artesanal de hacer cine, “alejado de egos y superficialidades”.

La última incursión en el cine hasta ahora de Loren era la adaptación del musical ‘Nin’e (2009) de Rob Marshall. Ahora vuelve con una nueva adaptación de la novela homónima ‘The Life Ahead’ (1975) de Romain Gary, que ya se adaptó al cine en 1978, con el título ‘Madame Rosa’, interpretada por Simone Signoret bajo la dirección del israelí Moshe Mizrahi, y premiada con el Óscar.

En esta versión que estrena Netflix, Loren es una anciana que inicia una singular amistad con un jovencísimo inmigrante senegalés (Ibrahima Gueye) que ha quedado huérfano. A diferencia de la obra original, en lugar de en París la historia se enmarca en Bari, ciudad del sur de Italia donde la belleza de las calles barrocas y la luz del Mediterráneo contrasta con las tensiones sociales por la inmigración y la pobreza.

Su Nápoles

“Para ella era importante reencontrase con su acento (napolitano), porque cuando uno habla el idioma con el que ha nacido todo cambia, las expresiones, la cara, la mirada...”, explica Ponti, que dedicó gran parte de su labor a que Ibrahima Gueye, el actor debutante que con 13 años se mide a Loren en el papel de Momo, no se cegara por el resplandor que rodea a una estrella de la magnitud de la italiana. “Cuando juntas a dos personas que tienen un gran corazón y un alma sensible es fácil”, afirma.

Loren y Ponti vivieron más de un mes en Bari con el joven actor y su familia para crear un vínculo que se trasladara a la pantalla: “Quería que Ibrahima conociera a Sophía como la mamma, que tomara el desayuno y viera la televisión con ella”. Así ambos construyeron su química en pantalla bajo la mirada de Ponti, que asegura sigue aprendiendo de su madre –”nunca se rinde”– y que, influenciado sin duda por el neorrealismo, busca la verdad en la pantalla. “No es la búsqueda de perfección, pero sí la de llegar a un momento auténtico, al más real posible”.

En un extraño año para el cine, ‘La vida por delante suena’ ya como una firme candidata al Óscar, pues Hollywood ha puesto mucha expectación sobre esta cinta italiana