Hace unos días un suceso poco edificante arrancó de la memoria un lejano episodio, bochornoso. Algunos CDR expresaron su descontento por la inhabilitación de Quim Torra como presidente de la Generalitat lanzando cabezas de cerdo a los Mossos, y de inmediato la imagen rescató aquel momento, en noviembre de 2002 en el Camp Nou, en el que un aficionado arrojó a Luís Figo la cabeza de un cochinillo como desprecio a su traición. Tirar gorrinos a la policía parece una manera abrupta de hacer política y, aunque el exfutbolista portugués no recurra a la casquería, también ha decidido meterse en política de un modo brusco y a menudo faltón: el balcón de Twitter es notario. La última, una enganchada con Gabriel Rufián, alguien que no rehúye precisamente el fango en las redes.

Luís Figo (Lisboa, 1972) fue un jugador fabuloso que se movía por toda la delantera, preferentemente por el extremo derecho. Y justamente esa es, a tenor de las ideas que destila en sus tuits, la posición política en la que se siente cómodo hoy. El miércoles atizó al diputado de ERC, que había dicho en el Congreso: "Vox tiene aquí 52 diputados. Pero en realidad tiene 53, porque tiene uno en la Zarzuela". El portugués, que suele reaccionar cuando atacan al partido ultraderechista o a la Corona, replicó: "Alguna vez habéis visto este personaje en su intervención proponer soluciones para lo que sea? Y además lo que cuesta para todos los españoles!!! Más productividad y respecto y menos crispación". Rufián tardó poco en devolverla: "Lo que de verdad cuesta dinero a los españoles es no pagar a Hacienda, Luís".

La pelea siguió ayer y el exfutbolista (con una ortografía mejorable, hay que decir), contraatacó: "Caro @gabrielrufian para ser político hay que estar mejor informado y producir un poco más!! E pagado más a hacienda durmiendo que posiblemente tú despierto toda tu vida".

El diputado de Esquerra, junto a una captura de prensa con la noticia: "Figo pierde su batalla con Hacienda. El Tribunal Supremo confirma la deuda de 2,4 millones de euros del portugués con la Agencia Tributaria", Rufián remata: "Porque te tuvieron que obligar, Luís. Deja de dar patadas que no soy César".