De Warhol, Fellini o Imelda Marcos, y pasando por la princesa Margarita y el castillo de Windsor. Así, con este plan de amigos, transitó la vida Pitita Ridruejo, un personaje único de la vida social española, cuya fisonomía parecía haber sido trazada por el Greco, pero vestida por Givenchy o Balenciaga. Fallecida ayer a los 88 años en su palacete de Madrid, la gran dama de la sociedad española, Esperanza Ridruejo Brieva, que nació en Soria, en una familia acomodada, era una persona cosmopolita y profundamente religiosa que compartió pupitre con Fabiola de Bélgica y era sobrina del poeta y político, primero falangista y después demócrata, Dionisio Ridruejo.

Pero su periplo por el mundo comenzó con su matrimonio con Mike Stilianopoulos, que fue embajador de Filipinas en España y con el que se casó en 1957. Así comenzó Ridruejo su aventura por medio mundo. Primero en Filipinas, y después de vuelta a Madrid, por los 60. Una época en la que compraron una casa en Marbella, donde el matrimonio recibía a los Rotchschild, Bismarck o la princesa Soraya de Persia. Después vendría Roma, donde Pitita conoció a Fellini, quien le espetó "¡es usted más brava que la María Callas!" tras una prueba para una película.

Conoció a la reina Isabel II de Inglaterra en un primer encuentro en la India, donde Pitita, de misa diaria desde niña, practicó la meditación y el yoga, aunque después volvió a sus profundas raíces cristianas.

Pitita tomó el té con la reina inglesa en Windsor, donde estuvo un fin de semana, cuando estalló la guerra de Las Malvinas. Y luego sería ella la anfitriona de la hermana de la reina Isabel II, la princesa Margarita, en su casa de Marbella.

Ridruejo conoció a Warhol en el Madrid de los 80. Se hizo pintora. Fue musa de escritores, como Francisco Umbral. Su "look" elegante, con el pelo en perfecta arquitectura de cardado, sus apariciones televisivas, hablando de las apariciones de la Virgen, hicieron de ella una mujer singular. Una moderna, sin ella saberlo, que se movía con toda clase de gente, de izquierdas a derechas.

Admiradora de la madre Teresa de Calcuta, Ridruejo nunca se callaba lo que pensaba. Fue icono para cantantes, como Alaska, y para humoristas, e inspiró también una categoría que se reducía a un comentario: "esto está lleno de 'pititas'", lo que quería decir: "esto está lleno de pijas".

Visitó Vigo varias veces. En 1991 dio una conferencia en el Náutico y al año siguiente abarrotó el Teatro García Barbón -hoy Afundación- para hablar en el Club FARO de las apariciones marianas. Ella nunca tuvo ninguna, matizaba, aunque creía fervientemente en ellas y le hubiese gustado haber visto a la Virgen. Al día siguiente de hablar en el Club FARO, el 10 de diciembre de 1992, acudió al colegio de las Doroteas de Pontevedra, donde se le apareció la Virgen a la hermana Lucía. Ya había acudido al mismo lugar en 1986 con su marido, cuya muerte, en 2016, la sumió en una profunda tristeza e hizo que se recluyera en casa prácticamente hasta su fallecimiento.