La actriz británica Judi Dench, que ayer recibió el tercer premio Donostia de la 66 edición del Festival de San Sebastián, lanzó en rueda prensa palabras de aliento para su colega Kevin Spacey, investigado por al menos ocho casos de agresión sexual en Estados Unidos y Reino Unido.

"No puedo aprobar de ninguna manera lo que dicen que ha hecho", dijo Dench, "no sé cuál es su situación y por lo que está pasando, pero creo que es un actor maravilloso y un buen amigo".

El nombre de Spacey salió a colación a raíz de una pregunta sobre los momentos más memorables de su trayectoria. La intérprete, de 83 años, recordó que después de morir su marido fue a Nueva Escocia a rodar la película "The Shipping News" (2001), junto al actor de "House of cards".

"Estaba muy mal y él fue una ayuda inestimable para mí me alegró la vida y me mantuvo al pie del cañón", afirmó.

Al mismo tiempo, la actriz se refirió al hecho de que una vez conocidas las acusaciones contra Spacey éste fuera sustituido, después de haber rodado su parte, por el actor Christopher Plummer en la película de Ridley Scott "Todo el dinero del mundo". "Me pregunto si tenemos que hacer esto en toda la historia, ¿tenemos que ir atrás y excluir de la historia del cine a cualquier persona que se haya comportado mal o haya cometido algún tipo de crimen?", cuestionó.

Dench recogió anoche el tercer premio durante una breve ceremonia en el Palacio del Kursaal, con el público en pie ovacionando a la "reina" del cine británico. "Fanfarronearé cuando vuelva a casa y hablaré de esta noche con todo el mundo", aseguró Dench al recoger el galardón de manos del presidente del jurado de la sección oficial, el cineasta Alexander Payne, que en perfecto castellano ha alabado su carrera "larga y brillantísima".

Dench se disculpó por no hablar castellano y recordó que la primera vez que visitó San Sebastián tenía 15 años y lo hizo acompañada de sus padres. "Ni por un segundo imaginaba entonces que sería actriz y menos estar aquí recibiendo este increíble premio", dijo.

"No me considero poderosa de ninguna manera, no tengo poder", dijo horas antes en una multitudinaria rueda de prensa horas antes. Así, aseguró que tiene que "esperar a que alguien llame para tener trabajo". "No puedo hacer nada, siempre he sido una actriz que busca trabajo y lo sigo siendo", ironizó Dench, quien a día de hoy no puede atreverse a rechazar un papel "porque quizás no vuelvan a llamar". La intérprete, que presentó en el festival su nuevo trabajo 'Red Joan' junto al director Trevor Nunn,cotó contado una anécdota del comienzo del rodaje.

"Trevor me preguntó que por qué estaba tan enfadada y entonces le dije que es la última cosa que me van ofrecer para trabajar. Crucemos los dedos", dijo la actriz, quien asegura que el secreto del éxito es "hacerlo lo mejor que puedes". "Por detrás de ti hay muchas personas esperando para empujarte e interpretar tu papel: nunca eres la persona definitiva y única", añadió.

La británica echó la mirada atrás para recordar sus comienzos. "Yo quería ser diseñadora de teatro, empecé a formarme para ello y querría seguir ahora, pero quizá es un poco tarde", bromeó.

Una visita a un montaje "extraordinario" de "El rey Lear" con Michael Redgrave le hizo cambiar de opinión. "Recuerdo volver a casa y decirle a mis padres que yo nunca sería tan buena, no tenía esa imaginación, así que decidí seguir los pasos de mi hermano Jeff y me apunté a la Escuela de Arte Dramático", ha relatado.

Sus primeros pasos los dio en la compañía Old Vic y la Royal Shakespeare Company y en la década de los 70 y 80 su carrera se centró en el teatro. Su primera prueba para el cine fue desalentadora. "Una persona que ya no vive me dijo, 'Gracias por venir, pero nunca harás una película porque todo está mal con tu cara'", recordó la actriz.

Así que tardó en debutar en la pantalla grande, pero lo hizo, en 1964 con "El tercer secreto". En plena forma, la intérprete acudió este año a San Sebastián en el cartel de "Red Joan". Al contrario que cuando hizo de jefa de James Bond en 007, en ocho entregas de la saga, en esta ocasión es una señora británica octogenaria a la que se acusa de haber sido un peón al servicio de los soviéticos.