Escoltado por agentes de la Policía francesa desde los atentados a la revista "Charlie Hebdo" y en medio de medidas de seguridad propias de un jefe de Estado, Michel Houellebecq presentó su última novela en una sala de Barcelona protegida por varios agentes uniformados y a la que no se podía acceder sin mostrar el DNI y el interior de bolsos y maletas. "Sumisión" ambienta la historia en el año 2022, después de unas elecciones presidenciales que ha ganado Mohammed Ben Abbés, lo que provocará al poco tiempo cambios en la vida cotidiana de los franceses y que el protagonista del relato, François, un profesor universitario experto en el escritor Joris-Karl Huysmans, se plantee abrazar la fe islámica.

Hijo de una mujer que practicó a lo largo de su vida "zapping espiritual" y que murió como cristiana ortodoxa, el "enfant terrible" de las letras francesas comentó que cuando empezó a escribir su primera intención fue que François se convirtiera a la fe católica, pero cambió de opinión cuando vio que le costaba plasmarlo. De todas maneras, subrayó que de lo que quería hablar realmente era de política y de los que usan la religión para sus opciones de poder.

"He construido el libro con un pobre personaje al que le quito todo: su novia, sus padres, su trabajo, su vida social, su posible conversión al catolicismo e incluso su relación con Huysmans. Al final, no le queda nada, sólo problemas. Es entonces cuando aparece alguien que le propone dos o tres mujeres y un nuevo salario. A cambio, sólo tiene que renunciar a su libertad de conciencia, lo que es una propuesta tentadora", argumentó.

Desaliñado, con interminables silencios entre frase y frase, fumando un cigarrillo electrónico, Houellebecq, que no sabe qué haría si alguien le hiciera una propuesta parecida, dijo que, por el momento, de lo que sí está muy a favor es de la "democracia directa, porque la democracia representativa es una impostura".

El escritor de "Plataforma" aseveró que la "democracia directa es la única manera de salir de la crisis en la que estamos inmersos" y no dudó en indicar que se deberían suprimir los parlamentos y que todas las modificaciones de ley partieran de un referéndum o de iniciativas ciudadanas.

En una larga rueda de prensa, Houellebecq dejó caer otras perlas, como que la izquierda francesa es "muy agresiva, porque se siente amenazada y quizá condenada" o que Francia es un país "extraño, paradójico, de gente deprimida, pero con una tasa de natalidad que sigue siendo alta". Asimismo, mantuvo que son "colaboracionistas por naturaleza". "Lo siento", apuntó.

En cuanto a si ha leído el Corán, no ha escondido que sí lo ha hecho y que "lo peligroso" son las "interpretaciones violentas" que de este texto se hacen.