El tigre de Amur, uno de los carnívoros más singulares del planeta, habita en el lejano oriente ruso, en China y en Corea.

La población de esta subespecie del tigre ascendía a 100.000 ejemplares hace cien años, mientras que en la actualidad apenas alcanza los 4.000.

Según el último censo de este raro felino llevado a cabo en 2006, en las regiones rusas de Primorie y del Amur se cuentan cerca de 450 ejemplares.

"Un vecino del distrito de Kransoarmeisk informó de que un cachorro de tigre yacía en una carretera y, al parecer, estaba enfermo o herido, ya que no intentó levantarse ni huir", señaló Sergueí Bersniuk, director del fondo ecologista del extremo oriente "Fenix".

Los ecologistas y empleados del Servicio Federal de Protección del Medio Ambiente que se dirigieron al lugar, encontraron el cuerpo del cachorro hembra, de unos 5 ó 6 meses y de cerca de 20 kilos.

La revisión general del animal no mostró ningún traumatismo en el cuerpo, a excepción de una herida en la raíz nasal y la pata izquierda delantera.

"Desde este invierno, es el segundo cachorro de tigre muerto que encontramos. Otros dos fueron hallados apenas sin vida y los veterinarios no pudieron salvarlos. Pero hay todavía un afortunado más que se encuentra en fase de rehabilitación y será devuelto a su hábitat natural en otoño", agregó.

El tigre siberiano (Panthera tigris altaica) conocido también como tigre de Amur o de Ussuri, es la más grande de las cinco subespecies existentes, mide entre 1,4 y 2,8 metros de largo sin contar la cola, de hasta 95 centímetros, y pesa entre 180 y 360 kilogramos.

Estos animales, incluidos en el "Libro Rojo" internacional de especies desaparecidas o en peligro de extinción, están bajo la protección del Estado y su caza es ilegal.

Según datos rusos de 2005, al menos 800 tigres siberianos vivían entonces en cautiverio en parques zoológicos del mundo, cifra que no incluye los ejemplares que pertenecen a circos y a particulares.