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Las "minas" de sal de la Galicia romana

El mayor complejo documentado de salinas marinas de la época estaba vinculado a la industria de la salazón y se extendía por la fachada atlántica desde Vigo hasta A Guarda y Norte de Portugal

Las "minas" de sal de la Galicia romana

En la costa gallega se encuentra el mayor complejo de explotación de sal marina documentado de todo el Imperio Romano. Una gran red fabril que se extendía por la fachada atlántica desde Cangas hasta A Guarda, pasando por Vigo y Oia, y que incluía también las localidades portuguesas de Viana do Castelo y Matosinhos. Hasta ahora, las viguesas de O Areal eran las salinas de evaporación solar romanas mejor conocidas, pero aparecían como un hecho aislado. Los nuevos hallazgos arqueológicos revelan ahora que se trataba de una industria que se extendía por toda la costa galaica. "De hecho hemos encontrado muchos más lugares donde aparecen evidencias de la existencia de nuevas salinas", apunta el arqueólogo Brais Currás, coordinador científico del proyecto "A Guarda, Mar de Sal".

La clave de la existencia de ese complejo fabril en la Gallaecia romana se encuentra en la industria de la salazón. "Se trata de una producción a escala industrial, como ya se pudo comprobar en las salinas de Vigo y que ahora estamos constatando también en las de Oia y A Guarda, así como en las existentes en la costa portuguesa. La sal se destinaría muy probablemente a abastecer a la industria de salazón de pescado ( salsamenta) y quizás también la elaboración de salsas ( garum), aunque todavía no sabemos hacia dónde se exportaba la producción de esas manufacturas", añade Brais Currás. Hay constancia de tres salinas romanas en Vigo (O Areal, Toralla y Bouzas) y otra en A Guarda (O Seixal). Además, son probablemente romanas las de Mougás (Oia) y Nerga (Cangas), así como las salinas de la localidad portuguesa de Gelfa.

Por otra parte, son numerosas las factorías de salazón romanas localizadas en la costa Sur de Galicia: A Lanzada, Ons, Bueu, Nerga y varias en Vigo. La industria de la salazón, ligada a la pesca, tenía una gran importancia en las costas del noroeste peninsular en la época del Imperio Romano.

El proyecto "A Guarda, Mar de Sal", tiene dos lugares de actuación fundamentales: las salinas romanas de O Seixal y otras excavadas en la roca y situadas en Camposancos. "Las salinas rupestres aparecen por cientos a lo largo de la costa gallega y portuguesa pero no sabemos cuándo fueron construidas, aunque sí hay indicios para pensar que son prerromanas", explica Brais Currás, que es también investigador de la Universidad de Coimbra y del grupo EST-AP del CSIC.

En las nuevas excavaciones, realizadas hace unas semanas en O Seixal, los arqueólogos han podido confirmar que se trata de unas salinas romanas, algo que hasta entonces se intuía. En la zona de A Guarda las excavaciones han dejado al descubierto 200 metros cuadrados de terreno dedicado a la explotación de la sal, pero las salinas ocupan sin duda una superficie mucho mayor, aunque de momento difícil de cuantificar. "Podrían tener una gran dimensión, de varias hectáreas, pero no lo sabemos con seguridad porque todavía estamos trabajando en ellas", añade el responsable científico del proyecto, que cuenta con la arqueóloga Mar Cortegoso como directora de las excavaciones.

"En el Imperio Romano no hay ningún complejo de salinas documentado como el que tenemos en las costas galaicas; y eso que todavía estamos empezando a vislumbrar la verdadera magnitud de esta gran red de factorías de sal", afirma el arqueólogo de la Universidad de Coimbra. "En la zona de Cádiz había salinas marinas muchísimo más grandes, sin duda, pero no se conocen. Lo que tenemos nosotros es el mayor complejo conocido", matiza Brais Currás.

Las salinas de Vigo

El primer descubrimiento de este complejo industrial tuvo lugar en Vigo en 1998. El yacimiento salió a la luz durante las obras de construcción de un centro de salud en la calle Rosalía de Castro. Se trata de unas salinas romanas de evaporación solar datadas entre los siglos I y III y que ahora se encuentran a 6,60 metros bajo tierra. Diez años más tarde se abrió al público el Centro Arqueolóxico do Areal, Salinae. La superficie del yacimiento ocupa 300 metros cuadrados. Brais Currás ha publicado un artículo sobre estas salinas de O Areal en la revista estadounidense "Journal of Roman Archaeology", la más prestigiosa del sector. El arqueólogo moañés señala que son casi 9 las hectáreas de salinas localizadas en Vigo en la zona de las calles Areal y Rosalía de Castro.

Para datar las salinas de O Seixal, además de los restos de cerámica, los arqueólogos han tenido en cuenta la existencia de unas pequeñas cubetas que son iguales a las que aparecieron en Vigo. Así han podido datar las de A Guarda, con casi toda seguridad, en el siglo I después de Cristo, tanto por la similitud con las de Vigo como por el material de cerámica que han encontrado, sin olvidar el hecho de que es entonces cuando se produce la conquista efectiva del Imperio Romano en la región.

En opinión de Brais Currás, la existencia de ese complejo de salinas tiene que ver "con la implantación del poder de Roma, un imperio que explota de forma sistemática los recursos de los territorios conquistados. Hasta ahora conocíamos que Roma había explotado el oro del Noroeste peninsular, pero ahora sabemos que también explotó los recursos del mar".

Las salinas de A Guarda están vinculadas al castro del monte Trega, que estuvo habitado entre el siglo IV a.C. y el I d.C., y en el que en su época de mayor esplendor -entre el I a. C. y el I d.C.- pudieron vivir unas 5.000 o 6.000 personas. "Es evidente que hay una relación entre las salinas y el castro", apunta Currás. A juzgar por el estado en que se encuentran las salinas de O Seixal, en aquella época la línea de costa estaba en un nivel distinto al actual. "Posiblemente el mar estaba a un nivel más bajo, pues la parte de la salina que está contra el mar está desmantelada por la propia acción del mar, algo que no se daba cuando la explotación estaba en funcionamiento. Otra posibilidad es que el mar no estuviera más bajo que ahora pero sí que la costa estuviera retranqueada respecto a la actualidad. Sea como fuere, lo cierto es que hay una modificación de la línea de costa", refiere Brais Currás.

Impulsado por el Concello de A Guarda, el proyecto "Mar de Sal" tiene un presupuesto de casi 90.000 euros y está financiado en su mayor parte por el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP) a través de los Grupos de Acción Local del Sector Pesquero (GALP). El proyecto contempla la excavación arqueológica, trabajos de topografía y prospección, documentación fotogramétrica, rutas guiadas, restauración y consolidación, instalación de paneles informativos, análisis edafológica, datación por OSL, un proyecto de ciencia ciudadana que entrará en funcionamiento el próximo año, el diseño de una página web y la edición de una guía arqueológica con los resultados de los trabajos. Durante el periodo final de las excavacións de A Guarda se contó con la participación de alumnos de las Universidades de Coimbra, Vigo y Santiago de Compostela.

Excavaciones en Oia

Las primeras excavaciones de las salinas de A Guarda las dirigió la arqueóloga Mar Cortegoso, que el pasado año investigó también las de Oia. Los trabajos arqueológicos vinculados a las salinas de Mougás y Viladesuso (Oia) confirmaron la existencia de nuevos yacimientos relacionados con la producción de sal a lo largo de la costa gallega. "En Oia hay cuatro zonas de salinas, que se construyeron aprovechando los espolones de la costa. Uno de esos tramos tiene más de cien metros de extensión -explica Mar Cortegoso-. Sin duda, podemos hablar de todo un complejo de explotación industrial de la sal en la época romana, que se extendía por la costa desde Vigo hasta la desembocadura del Miño".

En las salinas de Aguncheiro (Mougás) se descubrieron al menos 4 estanques de evaporación de agua marina para la obtención de sal, consistentes en superficies de enlosado separadas por pequeños muros transversales. En las proximidades se encontró un fragmento de cerámica común romana.

En el yacimiento de As Lagoas se encontraron restos de al menos 8 estanques de evaporación, se documentó la existencia de más restos de enlosado en zonas adyacentes y se recogieron 16 piezas homogéneas que pueden adscribirse de forma clara a la Edad de Hierro (época castreña) y a la época romana. En cuanto a las salinas del Puerto de Mougás, aunque las referencias que existían hasta ahora apuntaban a su posible desaparición, el trabajo de campo pudo confirmar que realmente non fueron destruidas: se encuentran cubiertas por la plataforma de hormigón del Polideportivo y por una escombrera que hay en la zona sur.

"Todavía estamos empezando, porque se trata de un tramo de costa muy desconocido desde el punto de vista de la arqueología. Yo creo que estas excavaciones relacionadas con la explotación de la sal y la industria de la salazón van a dar muchas sorpresas", concluye Mar Cortegoso.

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