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¿De qué familia vengo?

Ignacio Pérez Blanco, Marqués de Valladares, consultando un documento antiguo. // FdV

"Creo que siempre ha habido un interés por mirar al pasado. El hombre necesita responder a las preguntas sobre sus orígenes y sus parientes. No solo conocer sus nombres e identidades, sino saber quiénes fueron, qué hicieron, dónde vivieron, cómo vivieron€ Esas cosas están en la propia condición humana. Hay un interés importante y siempre lo ha habido". Eduardo J. Pardo de Guevara y Valdés es uno de los mayores expertos en la genealogía como ciencia auxiliar de la Historia. Dirige el Instituto de Estudios Gallegos "Padre Sarmiento", un centro de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del que el propio historiador es coordinador en Galicia.

"Tengo la sensación de que en las nuevas generaciones ese interés desaparece, a lo mejor esta percepción mía no responde a la realidad, y ese interés se incrementa con el transcurso de los años. Quizá esas personas que yo veo en la juventud, como el caso de mis hijos a quienes no les interesa nada lo que yo les pueda contar de mis antepasados, el día de mañana nace en ellos esa inquietud que tengo yo ahora", agrega Pardo de Guevara.

Para este historiador la genealogía "es una inquietud natural en el ser humano, pero es algo de lo que tienes consciencia y posibilidades de desarrollar esa inquietud cuando avanza la vida". "A una cierta edad, cuando alcanzas cierta tranquilidad y una posición no acuciante es cuando tienes tiempo para dedicarle a la genealogía. Por eso es una ciencia que se cultiva en el otoño de la vida principalmente", destaca.

La genealogía es una materia que está en la propia vida. Pero como disciplina histórica es cultivable solo por los historiadores con una formación y preparación adecuadas, porque si uno no sabe leer los documentos que tendrá que consultar y no puede contextualizar históricamente cada época se perderá analizando las referencias que vaya encontrando en su investigación.

La genealogía tiene que tener un objetivo. Puede ser un objetivo histórico de investigación, una genealogía científica, con una aspiración de avanzar en el conocimiento histórico. Otra cosa es la necesidad de satisfacer la curiosidad genealógica que tenemos todas las personas, "que está en la propia condición del hombre". "Y dentro de esta -señala el historiador- haría una distinción entre aquellos que buscan en la genealogía satisfacer una aspiración de carácter muy prosaico (saber si sus antepasados eran nobles, si tenían algún pazo o castillo, etc.)". Todas estas intenciones confluyen en la necesidad de saber los orígenes de unas personas y en acudir a un archivo, sobre todo a los eclesiásticos, que documentan esas parentelas y esas ascendencias en mayor medida.

"Los archivos están repletos de investigadores que buscan genealogías, la cuestión es para qué los buscan", dice Pardo de Guevara. Avelino Bouzón es el director del Archivo Capitular y del Archivo Histórico y Diocesano de la Catedral de Tui, que aglutina los libros parroquiales con los bautizos, matrimonios y difuntos de la provincia de Pontevedra "desde el año 1900 hacia atrás". Él recibe a todos aquellos que busquen a sus parientes en la zona. "Este es un archivo muy antiguo y muy valioso, vienen investigadores constantemente", resalta.

Según Bouzón, los motivos por los que, aparte de por trabajos universitarios o tesis doctorales, acude un particular a sus dependencias son tan dispares como la vida misma. "Muchos vienen para buscar a sus familiares por mera curiosidad, para saber lo que aparece de ellos en los archivos, pero no solo viene aquí gente que resida en Galicia, llegan personas de fuera con el nombre de un tatarabuelo escrito en un papel y pretenden encontrar algo", cuenta.

"Viene mucha gente por recomendación de los médicos porque les diagnostican una enfermedad que podría ser hereditaria y quieren consultar hasta cuatro generaciones atrás para saber de qué murieron y cuándo", destaca Bouzón, quien también recibe a personas que tratan de localizar si tienen un antepasado en la zona para solicitar la doble nacionalidad porque los registros civiles solo tienen datos a partir del año 1871.

"Se está acentuando mucho la visita de inmigrantes, hace poco una persona cubana me explicaba que si encontraba a sus antepasados gallegos podía salir del país con más facilidad", apunta Bouzón, que también registra un número importante de visitas por tema de herencias ya que si fallece una persona sin dejar testamento puede ser necesario demostrar de algún modo la filiación con el difunto.

Pardo de Guevara se centra en el "estudio genealógico prosopográfico histórico" de la Edad Media. "Después de treinta años de trabajar con las fuentes medievales gallegas y de haber consultado muchos libros, muchos de ellos en materia genealógica reconstruyendo tablas de filiaciones y parentescos de familias medievales... y tras llevar más de quince años trabajando con un equipo de investigación en hacer un diccionario biográfico de la Galicia de los Trastámara y en otras investigaciones de las mujeres medievales... Ahora mismo estoy acabando de corregir una parte de un libro que va a salir a final de año que son sesenta biografías de mujeres medievales gallegas, de mujeres con poder en la época", revela.

"Las fuentes que ilustran la historia de la mujer son más restringidas porque el verdadero protagonismo histórico lo ejercían los varones, que son los que han dejado una huella documental. A pesar de eso, las mujeres con poder han dejado huella y en su día nos pareció interesante cambiar un poco la perspectiva de la historia desde el punto de vista del varón y atar la historia desde la perspectiva de la mujer. Es otra manera de hacer historia", explica Pardo de Guevara.

Ignacio Pérez Blanco, Marqués de Valladares, es un ejemplo de aquellos que se han afanado a fondo en estudiar a sus ancestros. Lleva nueve años trazando la historia de su familia como podría haberlo hecho cualquiera. Ahora tiene un libro terminado y maneja varias alternativas para su publicación.

"Su escritura ha supuesto realizar el viaje más extraordinario de mi vida. No solo me ha permitido conocer mis raíces, quiénes somos y de dónde venimos, sino también parte de la historia de nuestra tierra. Contemplar la vida misma y comprobar cómo, aunque la sociedad avance y se modernice, los entresijos de nuestra existencia terrenal permanecen inalterables", asegura Pérez Blanco, "y conocer a quienes son sus protagonistas, y revivir, sentir y emocionarme con sus alegrías y sus desdichas. A todos ellos los fui a visitar a las que fueron sus casas de habitación. Recorrí con ellos aquellos lugares significativos de sus vidas, hasta terminar postrándome ante sus tumbas y rezar por ellos. Durante todos esos momentos, siempre los sentí a mi lado, en mi compañía, junto a mí. Fue una experiencia maravillosa".

La muerte no le permitió tener un trato personal como adulto con su padre ni con su abuelo, por eso le faltaban muchas piezas de su ´puzzle´ familiar. Fue en una visita, mientras era universitario, al Pazo de Castrelos en Vigo, cuando se despertó su curiosidad por investigar. "El levantamiento de la capilla contigua al Pazo de Castrelos esconde tras de sí un doloroso y triste trance familiar que desvelaré en mi libro", avanza. "Estudiar a tus ancestros es una experiencia casi espiritual y se la recomiendo a todo el mundo, no hace falta que tu familia sea noble, se trata de explorar el vínculo con personas que no conociste pero que a través de este trabajo logras sentirte más unido a ellas", asevera Pérez Blanco.

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Una asociación gallega aglutina a quienes investigan

  • "La genealogía digamos que casi es la madre de todas las disciplinas históricas", señala el historiador Eduardo Pardo de Guevara. Es, de hecho, una disciplina que no pierde vigencia y que gracias a internet permite que personas de todo el mundo pongan en común los datos que han obtenido sobre sus familias con más facilidad que nunca. Alfonso Fernández, periodista, forma parte de la Asociación Xenealoxía.org donde figuran cerca de 6.800 personas inscritas de todas partes del mundo que se comunican a través de los diferentes foros que están abiertos en su página web. "Somos una asociación sin ánimo de lucro desde 2001, cada uno pertenecemos a una rama profesional distinta pero nos une el interés por la historia de Galicia y por la propia historia de nuestras familias", explica Fernández. La web Xenealoxía.org está abierta a todo el mundo, también hay especialistas expertos en genealogía que comparten los últimos avances en sus investigaciones con los demás interesados por este campo."El germen de la asociación fue el foro creado por Ricardo Lago donde la gente iba preguntando las dudas que tenía a la hora de empezar a buscar información de sus familiares. Desde el principio accedía mucha gente de fuera de Galicia que buscaba contactar con sus parientes y personas tratando de elaborar sus árboles genealógicas. Es curioso porque cuando vas hacia atrás en las generaciones al final muchos nos encontramos con que tenemos parientes lejanos en común", cuenta Fernández, que empezó a interesarse por la genealogía con cuatro años y que a los veinte ya estaba iniciando en serio su propia investigación."Estamos en el mejor momento histórico para hacer investigación, no solo a nivel genealógico, de cualquier tipo de contenido histórico. ¿Es un trabajo de hormiguitas? Sí. Pero las herramientas digitalizadas ayudan mucho y ahora puedes tener la confianza en que la información documental que encuentras es original. Tienes mucho mejor acceso a todo que hace un siglo. Por eso creo que también se puede haber intensificado el interés, sobre todo por el tema de los árboles genealógicos, donde hay quien se queda en los nombres y apellidos, y quien va más allá", reflexiona Fernández comenta que con la crisis económica disminuyó el número de consultas en la web, porque estas investigaciones requieren una inversión tanto de tiempo como de dinero en muchos casos por tener que desplazarse. "Pero en 2013 volvió a coger fuera y aún tenemos entre cinco y diez comentarios diarios", dice.

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