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BLUES DE LA FRONTERA

Solos como el último apache

Jamás he pisado territorio "tuiter" ni "instagram"; tampoco uso "guasap"

Solos como el último apache

A veces me siento una rareza, un ser marginal, una excepción, un apache chiricagua de los que siguieron a Gerónimo en las postreras guerras indias. He rechazado por regalo un teléfono móvil de última generación, jamás he pisado territorio "tuiter" ni "instagram", me empalaga el "guasap" y aunque mi nombre figura en Facebook y Linkedin, confieso que no he escrito nada en mis páginas ante la, supongo, pequeña decepción de quien me busca y no me encuentra o, mejor dicho, no encuentra ningún pensamiento mío, ningún comentario, ningún sentimiento propio pululando por la red. Por si fuera poco, hace unos días que me cambiaron el ratón de ordenador en el curre y, aunque el de ahora es mucho más rápido, añoro el que tenía antes, ya estropeado y torpe,y me parece que no me voy a adaptar al nuevo hasta que pasen un par de semanas. Tampoco acostumbro a leer las ediciones digitales de los periódicos, solo les echo un vistazo, y en algún cajón olvidado de casa debe yacer el e-book con el que me agasajaron en un reciente cumpleaños.

Pero no crean que se trata de un problema de resistencia al progreso, de miedo a las nuevas tecnologías, sino de tiempo, de vértigo y, seguramente, de costumbre. Digo tiempo porque yo no sé cómo diantres se las arreglan algunos para encontrarlo y atender a sus facebooks (la red que me resulta más familiar porque confieso que consulto la de algunos amigos), para renovarse todos los días, para, siempre, siempre, decir algo. Y no me refiero a los que lo utilizan por razones profesionales, sino a los que proclaman a los catro vientos sus asuntos personales. Entre ellos distingo varios estereotipos dignos de atención: hay los que diariamente cuelgan la fotografía del plato que han cocinado y van a almorzar;están los que tras analizar la prensa con lupa, muestran su entusiasmo ante el hallazgo de una errata en un trabajo ajeno; luego vienen los que localizan una frase ingeniosa y la cuelgan de su "feis" para reírse y hacer reír a quienes se les conectan. He localizado también a aquellos que vierten su insatisfacción sociopolítica y a los que se alegran mucho de haberse conocido, a los monotemáticos (fútbol, toros, religión...), a los nostálgicos de la fotogafía en blanco y negro (si es de su pueblo, mucho mejor), a los adictos a retratarse a sí mismos o en compañía de otros (fenómeno "selfi"), a los que informan a sus seguidores de dónde están y qué están haciendo en absolutamente todos los momentos de su vida cotidiana...

Y que conste que no hay maldad en todo cuanto he escrito hasta aquí llegado porque, un día de estos, yo podría ser uno de ellos. Lo que me inquieta y a la par apasiona son las ganas de comunicarse que tiene la gente y el que en esta Era de las Telecos, en realidad, que no virtualmente, nos sintamos tan solos como el jefe Gerónimo en su última reserva.

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