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El Juzgado de Vigo acumula ya cinco casos

Los análisis detectan restos de sedación en víctimas de los ladrones del "timo del amor"

Los dos investigados, en prisión, declaran por un nuevo caso en Celanova - Cámaras de vigilancia les grabaron al retirar dinero y pagar en una gasolinera con las tarjetas robadas

Objetos recuperados en la operación "Sumisión Química". // R. Vázquez

Cinco "timos del amor" mediante sumisión química en apenas un mes, entre marzo y abril de este año, y no se descarta que pueda haber más. La denuncia de un vecino de la localidad ourensana de Celanova eleva ya a cinco las víctimas de robos mediante sedación atribuidos a un vigués y a un colombiano -detenidos el pasado mes de mayo en Vigo donde residían- para hacerse con tarjetas, joyas y dinero de los hombres perjudicados, seleccionados por el colombiano a través de webs de contactos.

Los dos investigados comparecieron ayer ante el magistrado de Instrucción 2 de Vigo, que ha acumulado las cinco denuncias presentadas contra ellos en Vigo, Santiago, Pontevedra y Celanova. No fueron trasladados a los juzgados vigueses, sino que lo hicieron por videoconferencia desde la cárcel, donde se encuentran en prisión provisional.

El ciudadano colombiano, que en los casos anteriores reconoció los robos aunque no la sedación de las víctimas, se acogió ayer a su derecho a no declarar, mientras que su compañero vigués negó cualquier relación con lo sucedido en Celanova y aseguró que el día de la sedación y nuevo robo que se les atribuye estaba cenando con un amigo en otro lugar.

Las otras cuatro víctimas, todos hombres de mediana edad con los que el colombiano quedaba tras conocerse en webs de contactos, le reconocieron como el presunto autor de los robos. Además, los análisis a los que fueron sometidos tres de los perjudicados han detectado restos de sedación mediante benzodiacepinas.

Los indicios recabados por los investigadores hasta la fecha apuntan que el ciudadano colombiano era quien quedaba con las víctimas y el vigués le trasladaba a las distintas ciudades donde tenían lugar los encuentros. Una vez con su cita, siempre en cafeterías, el ciudadano colombiano vertía supuestamente en la consumición de éstas una sustancia que los adormecía anulando su voluntad. Después acompañaba a la víctima a su casa, supuestamente con ayuda del vigués investigado, y allí se hacían con teléfonos, ordenadores, tarjetas bancarias y joyas. Dos de las víctimas sufrieron lesiones: la de Santiago una fractura en el costado, y la de Pontevedra una fractura de fémur.

El ciudadano colombiano, al ser detenido, reconoció parcialmente los hechos, mientras que el vigués siempre negó su participación. Pero lo "inverosímil e incongruente de su declaración" llevan al juez instructor a pensar que es coautor de los hechos. Y es que estaba a disposición del colombiano a cualquier hora, así le recogía de madrugada tras las citas para trasladarlo a Vigo. En las habitaciones de ambos en el piso que ocupaban en la ciudad olívica se encontraron objetos robados a las víctimas y las cámaras de seguridad de varias oficinas bancarias los grabaron juntos en los cajeros cuando retiraban dinero con las tarjetas robadas. También fueron grabados a la vuelta de Santiago en una gasolinera donde pagaron el combustible con la tarjeta sustraída a otra víctima.

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