Cuando se produjo el abordaje y apresamiento del velero Walstreet en pleno Atlántico, los tres tripulantes no ofrecieron resistencia, si bien las fuerzas de asalto localizaron en el registro una escopeta de cañón corto marca "Renegado" y diez cartuchos semimetálicos. Aunque se encontraba en deficiente estado de conservación, su funcionamiento era correcto y estaba preparada para disparar. Los expertos de la Policía Nacional determinaron que se trata de un arma prohibida, aunque no sea un arma a la que se recorte el cañón, pero está fabricada con uno más corto que la longitud legal mínima. El capitán del velero asumió que era suya y que carecía de permiso de armas, por lo que también está investigado por un delito de tenencia ilegal de armas, además del tráfico de estupefacientes.