Tres condenas de 21 meses de prisión por estafa y revelación de secretos en apenas dos años. El mayor estafador de ancianas de Vigo, Manuel C.V. -el sexagenario bien vestido y con carpeta de logotipos oficiale que roba sus cartas en los buzones y se hace pasar por funcionario del Ayuntamiento, del Catastro o de Hacienda- se conformó ayer en el Juzgado de Penal 2 con 21 meses de prisión tras admitir que en apenas seis meses, -de octubre de 2017 a enero de 2018- timó a diez mujeres mayores que vivían solas. No obstante su recorrido delictivo viene de muy atrás. En 2001 le consta una detención en A Estrada, y actuó también en Ourense, A Coruña y Allariz.

El acuerdo de conformidad con la Fiscalía, que inicialmente pedía casi 5 años de prisión por los delitos de estafa, descubrimiento y revelación de secretos y dos delitos de lesiones leves, provocó gran malestar entre las víctimas -a quienes estafó entre 150 y 400 euros- que esperaban en los pasillos para testificar y que finalmente no pudieron hacerlo al evitarse el juicio con el acuerdo. Ninguna recibirá indemnización ya que el acusado es insolvente.

"A mi me zumbó y aquí no pasa nada. Me gustaría al menos poder declarar en el juicio, que se oiga lo que me hizo", explicaba en los pasillos una de las afectadas. Otras optaron por poner una sugerencia en el buzón de la sede judicial para que se modifique el Código Penal con mayores condenas para este tipo de delitos. "Actúa con alevosía, contra gente mayor, vulnerable, con problemas de movilidad e incluso alzheimer", explicaban Charo y Lucinda mientras rellenaban el formulario.

El modus operandi del acusado es siempre el mismo. En el juicio de ayer las víctimas residían en la zona de Hispanidad, pero apenas un año antes había sido condenado por delitos similares en O Calvario. Cada una de las afectadas tiene su propia historia y dos de ellas facilitaron que en apenas seis meses fuera detenido en dos ocasiones, una por la Policía Local y otra por la Nacional, pero quedaba libre y volvía a actuar. Manuel C.V llegó ayer desde la prisión de A Lama.

Con siete de las nueve mujeres que ayer acudieron a los juzgados (la décima ha fallecido), logró su objetivo: cobrarles por recibos inexistentes, deudas de herencia de sus maridos fallecidos, nuevos impuestos municipales y hasta un canon por las luces de Navidad. En otras tres ocasiones huyó tras forcejear con las víctimas.

Una de las afectadas acababa de ser operada: "Veo y oigo mal. Quité la cadena de la puerta y abrí al ver que era un señor bien vestido. Se coló en mi casa y me pidió un dinero de una carta certificada que yo no había recibido. Entonces le reconocí. Ya me había timado 25 euros en otra ocasión, así que pulsé el botón de teleasistencia. Pero oyó lo que me decían y trató de escapar, yo tenía las llaves en la mano y como no podía salir me zarandeó y acabé tirada en el suelo", explica. A otra de las víctimas le preguntó si estaba viuda y vivía sola y le dijo que si; pero padece demencia y en la casa estaban su hija y su nieto. Le hicieron una foto y trataron de interceptarlo al descubrir la estafa por lo que amenazó al joven con pincharle un ojo con el paraguas que llevaba. Fue detenido en las inmediaciones.

Otra de las mujeres se dio cuenta de que era un timo. Le dijo que no tenía dinero y él se ofreció a volver una hora después. La anciana llamó a la Policía Local y cuando regresó le estaban esperando. A otra de las afectadas le ofreció acompañarla a un cajero para sacar dinero.