Un chivatazo sobre un abogado que estudió Derecho en prisión llamado Manolo con despacho en Vigo y que lideraba una organización de narcotraficantes con un hostelero vilanovés, puso al Greco Galicia tras la pista de los presuntos cabecillas del alijo de heroína de Caldas. Pero la investigación comenzó con la preparación de un gran transporte marítimo de cocaína en un pesquero que preparaban desde Colombia.

Según el auto judicial, el abogado vigués llegó a entregar hasta 160.000 euros al colombiano Gustavo Adolfo H., que debía suministrarles la droga, si bien les estafó, se quedó el dinero y jamás entregó la cocaína. Pese a la pérdida, la magistrada sostiene que iniciaron contactos con otro colombiano para preparar otro envío, y de forma paralela organizaron el alijo de la heroína intervenido en Caldas de Reis con un grupo búlgaro.