Un silencio solemne y respetuoso presidió el que fue el último adiós al lucense Andrés Pardo Barcia y a los dos vecinos de Vegadeo que perdieron la vida en el accidente de tráfico de San Tirso de Abres, en Asturias, el pasado viernes cuando el coche en el que viajaban chocó contra un furgón.

El gallego Andrés Pardo, de 31 años, fue enterrado en la localidad lucense de Muxueira, mientras que Piantón (Vegadeo) acogió la despedida del uruguayo afincado en esta localidad Nicolás Andrés Carbonel, de 35 años, y en Balmonte (Castropol) se ofició el funeral por el joven de 23 años Carlos Murias.

No existen palabras que puedan reflejar el dolor y la tristeza que inundaron ayer a todos aquellos que acompañaron y arroparon a las familias de los fallecidos, mecánicos de profesión, y jóvenes "aún con toda la vida por delante", lamentaron muchos de los presentes en el funeral de Vegadeo.

"Es una auténtica tragedia. Nadie se espera algo así, tan de golpe; no es como si sucede tras una enfermedad", se compadecía a la puerta del templo castropolense un vecino de San Tirso de Abres que quiso acompañar a la familia de Carlos Murias. Su sepelio congregó a muchos de sus amigos, todos ellos jóvenes de la comarca, en la localidad donde tenía sus raíces familiares. En Muxueira y en Piantón se vivieron igualmente escenas de duelo, todo ello reflejo del mazazo que ha supuesto para la comarca del Eo la irreparable pérdida de los jóvenes.