"Acabamos de llegar a Memphis, a 1.600 kilómetros de Miami", contaba la tarde ayer (mañana en Estados Unidos) el coruñés David Puente. Junto a su novia y dos compañeros de trabajo condujeron un coche prestado la noche anterior para huir de la ciudad del sureste de Florida, donde viven desde hace algo más de un mes.

Atrás dejaron "una histeria brutal", que acabó por desembocar en un progresivo vaciado de las calles. "El miércoles salí a correr y estaba desierto", narra. Empezaron a sopesar la idea de irse de la ciudad -viven en el distrito financiero, finalmente declarado zona de evacuación forzosa- el martes por la mañana. Había vuelos a Washington por unos 80 dólares; cuando los fueron a comprar después de comer habían subido a más de 500.

Durante muchos kilómetros se encontraron colas de hasta media hora cada vez que aparecía una gasolinera en la ruta. No cuentan con volver a casa hasta entrada la próxima semana.

Por su parte, Tamara Novoa, con orígenes en As Neves, se encuentra aislada en la isla caribeña de San Martín, junto a su marido holandés y su bebé de dos meses y medio. Lo cuenta desde Madrid su padre, José Antonio, que pide a las autoridades españolas que se movilicen ante Holanda para repatriar a su hija y otros compatriotas. Su casa perdió el techo y solo tienen comida para unos pocos días. Hay "auténticas luchas" por hacerse con víveres, explica, además de no haber luz, ni agua, ni internet. El aeropuerto quedó inoperativo, por lo que el aislamiento es total.

David Puente - Gallego residente en Miami

"El miércoles salí a correr y estaba desierto; ayer había grandes atascos"

Tamara Novoa - Residente en San Martin

"Mi hija está atrapada con su bebé, solo hay comida para días"