A. Á. R. fue ayer a juicio por un delito continuado de coacciones y dos de amenazas a su expareja, a la que enviaba mensajes por Whastapp de forma reiterada y espiaba en la puerta de su casa para oír sus conversaciones. Tras conformar con la Fiscalía, aceptó 2 años de prisión y no podrá acercarse a la joven durante 4 años y medio.