Por segunda vez estaba en el lugar indicado en el momento justo. El piragüista pontevedrés y Policía Nacional Oscar Graña salvó ayer la vida a una mujer que se ahogaba en el río Lérez a la altura de Monte Porreiro y con la que se topó cuando estaba entrenando. Cabe recordar que en 2015 Graña también salvó la vida a otra chica que se había precipitado al Lérez desde el puente de A Barca justo en el momento en el que Graña pasaba por debajo del viaducto con su piragua.

Ayer, el tres veces campeón del mundo pontevedrés se sentía incómodo cuando le recordaban los titulares que lo tildaban de héroe: "Ya lo dijeron la otra vez", explica, "yo considero que en estas situaciones de máxima tensión el instinto natural es ayudar a los demás, yo por lo menos es lo que haría y es la segunda vez que lo hago".

Graña explicó como sucedió todo. Al contrario que en la anterior ocasión, esta vez no remontaba las aguas del Lérez en su inseparable piragua. Hacía deporte en los senderos de la orilla del río cuando a la altura del puente del ferrocarril en Monte Porreiro observó algo en el agua como "chapoteando". Cuando se fijó un poco más comprobó que era una persona y acto seguido observó como su cuerpo desaparecía bajo el agua y "se iba para el fondo". Sin pensárselo dos veces saltó al agua y logró "engancharla por la cabeza" a esta persona, que resultó ser una mujer de unos 60 años de edad. La levantó como pudo, dado que "las condiciones eran bastante malas". La víctima "no respondía, estaba inconsciente y tiraba mucho hacia abajo".

Con un brazo rodeó a esta mujer por la cabeza y con el otro que le quedaba libre trató de acercarse a la orilla como pudo. Fue capaz de hacer pie pero un desnivel en el borde del río de unos 70 centímetros de altura le impedía tanto subirse él a la orilla como subir a la mujer. "Así que la puse allí de lado y entonces vi como empezó a devolver mucha agua por la boca y que poco a poco cogía aire y volvía a respirar", relata. A partir de ahí, con cierto alivio y mucho trabajo, fue capaz de superar este altillo de 70 centímetros que le impedía salir del río y logró también sacar a la mujer a la que puso sobre la hierba mientras gritaba a varias personas para que avisasen a los servicios de emergencia.

Son ya dos vidas las que ha salvado este palista pontevedrés e insiste en que volvería a hacerlo, no obstante, confía en no pasar por una situación así en una tercera ocasión. "Sí, es la segunda vez, puede sonar algo a cachondeo pero la verdad es que son situaciones muy desagradables", dijo.