La iglesia parroquial de Santa María de Oia, donde ayer tarde se celebró el funeral por el joven vecino Adrián Araujo, víctima mortal del fatídico accidente de tráfico del martes, fue una demostración de dolor y rabia contenida.

Cientos de personas acudieron a las exequias, especialmente jóvenes, que acompañaron a numerosos familiares, y la corporación municipal del Concello de Oia.

Muchos vecinos se reafirmaron ayer en la calidad humana del joven fallecido: "Una persona inquieta, incapaz de quedarse parado..."

Adrián, de tan solo 20 años, se llevó la peor parte del accidente. Otros dos jóvenes -de los cuatro que viajaban en el coche- resultaron heridos de gravedad.

Un dispositivo especial de protección civil colaboró ayer en el entierro para que el cortejo fúnebre pudiera discurrir para llegar al cementerio por la carretera PO-552, la misma, aunque en otro tramo, se produjo el fatídico accidente en la mañana del martes.

El turismo Mini Cooper en el que viajaban los cuatro amigos perdió el control en una curva y acabó saliéndose de la vía más adelante en un tramo recto por el margen izquierdo, cayéndose por un desnivel de unos cuatro metros hasta impactar contra un muro de piedra.

El joven herido en este accidente Iván S.V., de 22 años, que tuvo que ser excarcelado del coche, se encuentra todavía muy grave y ayer fue trasladado al Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) para ser atendido en la unidad de lesionados medulares.