El Juzgado de Instrucción número 2 de Pontevedra, que se encuentra en funciones de guardia, tiene entre manos una compleja y peculiar investigación tras la detención por parte de agentes de la Guardia Civil de un grupo de supuestos timadores. Lo curioso es quiénes eran las víctimas de los supuestos estafadores, dado que en este caso se cree que pudieran estar engañando a grupos de narcotraficantes gallegos interesados en adquirir sustancias estupefacientes.

Poco ha trascendido de una investigación policial a la que todavía le queda algún fleco por cerrar. Por eso se guarda mutismo absoluto, tanto desde el juzgado como desde la propia Guardia Civil. Lo que ha trascendido hasta el momento es que hay un total de 14 personas detenidas en este operativo y que gran parte de las mismas serían ciudadanos de nacionalidad colombiana asentados en España de quienes se sospecha que serían los autores materiales de la estafa.

Estas personas aparentarían disponer de los contactos suficientes en su país de origen para introducir droga en España y ofrecer diferentes partidas a grupos de narcotraficantes locales que, una vez constatada la posibilidad de establecerlos como sus proveedores, habrían concertado la adquisición de la sustancia por el precio que en estos momentos establece el mercado ilícito. No obstante, en su lugar, y según diversas fuentes, los supuestos timadores habrían entregado o tendrían como objetivo colar a los compradores otro tipo de sustancia de similar aspecto a la droga, pero que apenas tiene valor, aunque por el momento no se especificó el tipo de material que se empleó para dar el cambiazo.

La mayoría de los catorce detenidos ya pasaron el viernes a disposición judicial en Pontevedra pero el caso todavía sigue abierto y el delito investigado, según distintas fuentes, sería el de estafa.

Además, parece ser que algunas de las personas detenidas ya se habría visto envuelta en alguna otra anterior ocasión en un caso similar para engañar a bandas de narcotraficantes, habiendo sido detenidos o investigados por las fuerzas de seguridad.

Además, los autores de la estafa jugarían con la posibilidad de que tan solo tuvieran que responder de su engaño ante los propios compradores, dado que estos grupos de timadores confían en que en la mayoría de los casos sus estafas nunca llegarán a oídos de las fuerzas de seguridad, dado que difícilmente los compradores acudirán a denunciar a un cuartel o a una comisaría que han sido engañados en la compra de una partida de estupefaciente.