Los cuatro chabolistas de la antigua Conservera Celta de A Coruña, dos hombres y dos mujeres de la misma familia y acusados de secuestrar y esclavizar a indigentes, enfermos y personas sin recursos para quedarse con sus pensiones, se enfrentan a penas de 90, 82, 56 y 55 años de cárcel, respectivamente, aunque el Código Penal establece que en caso de ser condenados solo cumplirían 25 años de prisión.

El fiscal, en su escrito de acusación, sostiene que -al menos- desde 2011 y hasta enero de 2015, cuando la Policía Nacional liberó a las víctimas, se dedicaban a localizar a personas "en situaciones de indigencia, con graves necesidades económicas, enfermedades o problemas de tipo mental" para robarles sus pensiones, obligarlas a mendigar y explotarlas limpiando sus casas, en la construcción, vendiendo globos o atendiendo atracciones en ferias.

Los afectados eran obligados a trabajar sin recibir ninguna remuneración, los encerraban por las noches para que no se escapasen, los golpeaban y amenazaban. "Eran mantenidos en unas condiciones de vida indignas, durmiendo en cajas de camión o galpones ..., teniendo que lavarse con una manguera con agua fría, hacer sus necesidades en el monte, recibiendo escasa comida y pidiendo permiso a los acusados para realizar cualquier cosa", según el escrito de acusación. Las víctimas eran retenidas en el antiguo asentamiento de la Conservera Celta y en el lugar de Rumbo, en Ledoño (Culleredo).

El primer caso del que tiene constancia el Ministerio Público es una víctima con una minusvalía reconocida por la Xunta, declarada incapaz judicialmente y diagnosticada de esquizofrenia paranoide. El hombre fue captado entre finales de 2010 y principios de 2011. El acusado le ofreció trabajo, por lo que la víctima accedió a irse a vivir con él y su familia. Al llegar al poblado de A Pasaxe, fue obligado a trabajar en ferias, a recoger cartón y a realizar tareas domésticas en la barraca del imputado y de su mujer, también procesada. La pareja, además, se quedaba con el dinero de la pensión que cobraba. La Fiscalía sostiene que "para mantener el dominio sobre él e impedir que huyese", su captor le golpeó en la cabeza con un anillo que llevaba y le provocó heridas para las que requirió asistencia médica. Además, le pegaba con un palo.

El 8 de mayo de 2011 el afectado consiguió contó su situación a unos agentes de la Policía Local. Los agentes lo liberaron. No obstante, dos de los chabolistas en 2014 lo localizaron en Malpica y se lo llevaron.

En una situación similar permaneció un indigente sin recursos que sufre Parkinson, quien estuvo más de un año esclavizado hasta que en enero de 2015 fue liberado por la Policía Nacional. En dos ocasiones intentó escapar, pero ambas lo descubrieron y lo golpearon. Otra de las víctimas, que sufre artrofia cerebral, también intentó escapar dos veces, pero fue capturada y agredida con un palo y una manguera. Los acusados llegaron a en cerrarle en un remolque con un candado para que no huyese. Otro afectado, que viajó desde Portugal por una oferta trabajo, logró escapar a su pueblo del país vecino, pero fueron a buscarlo allí y lo trajeron de vuelta a A Coruña. Los procesados aprovechaban las lesiones que le causaban, tales como fracturas de costillas o del hombro y contusiones cervicales para dar parte a compañías de seguros como si fuese víctima de accidentes de tráfico y se quedaban con el dinero.