Cuatro miembros de una misma familia se sentarán en el banquillo de los acusados por unos hechos que se remontan a hace casi cinco años y que ocurrieron en la calle Mantelas de Vigo. Los imputados son un joven, su padre, su abuela y otro familiar -un cuñado del segundo-, que supuestamente agredieron y azuzaron con perros a dos policías nacionales de paisano que se habían personado en el lugar para proceder a ejecutar una orden de detención y personación en el juzgado de un joven, al que además estaban investigando. Lejos de poder cumplir el requerimiento judicial, los agentes, que se vieron obligados a pedir refuerzos, acabaron con lesiones: ambos presentaban mordiscos de los canes, así como erosiones y contusiones, y a uno se le diagnosticó rotura de los huesos de la nariz. El juicio está señalado para hoy en el Juzgado de lo Penal número 3 de Vigo, aunque fuentes próximas al caso avanzaron que es probable que deba aplazarse.
La Fiscalía atribuye a los cuatro acusados un delito de atentado a agentes de la autoridad, así como otros dos de lesiones, solicitando que cada uno sea condenado a 6 años de prisión. La petición total global suma 24 años. En concepto de responsabilidad civil, el Ministerio Público demanda que indemnicen de forma conjunta y solidaria a los dos agentes heridos por los días de curación y las secuelas: a uno de ellos con 4.660 euros y al otro, con 6.460.
Todo ocurrió la tarde del 13 de enero de 2011 en la calle Mantelas, en el barrio vigués de A Salgueira. Los dos agentes de paisano se trasladaron allí para realizar labores de vigilancia con el fin de cumplir la orden de arresto y personación que había dictado el Juzgado de Instrucción 2 de Pontevedra en el marco de unas diligencias contra un joven que además era objeto de investigación policial.
Al ver salir de la vivienda a varias personas que podían tener relación con los hechos que se investigaban los efectivos, prosigue la fiscal, se identificaron. Vieron también salir en ciclomotor a Cristian, el joven al que buscaban, al que uno de los agentes pudo interceptar, aunque con el auxilio de su compañero dada la resistencia que ofrecía. Pero a partir de ese momento la situación se complicó. Javier Ángel A.L., uno de los acusados, se presentó en el lugar y, siempre según la Fiscalía, agarró por el cuello a uno de los policías "mientras le decía a Cristian que se escapase", arrojando presuntamente contra un muro al otro agente.
Los otros tres acusados también salieron de la casa para evitar el arresto de Cristian. Juan Ramón M.M. lo hizo supuestamente con tres perros -un bulldog frances, un cruce de Shar Pei y un labrador-, "a los que azuzaba para que atacasen a los agentes". Y Miguel Ángel A.F. -padre de Javier Ángel y cuñado de Juan Ramón- supuestamente propinó un puñetazo en la nariz a un agente, que asimismo recibió otra agresión de otro de los imputados y que por ello se vio obligado a soltar a Cristian. Dado, relata la Fiscalía, que se seguía azuzando a los canes contra los agentes, uno de los perros mordió a un policía en el muslo y el bulldog, al otro en el gemelo izquierdo.
Un palo de escoba
Ante la gravedad de la situación, y pese a haberse identificado "varias veces" como policías, señala el Ministerio Público, los agentes se vieron obligados a pedir refuerzos. Aún con la llegada de más efectivos, la cuarta acusada, Elvira F.L., abuela de Javier Ángel y que entonces tenía 64 años, golpeó presuntamente con un palo de escoba a un agente, rompiéndoselo en la espalda. Finalmente, todo acabó con el arresto de los ahora acusados.
Tras el grave incidente, uno de los imputados dio a FARO otra versión de los hechos. "Vi a dos hombres que forcejeaban con mi hijo y otros jóvenes y fui a ver qué ocurría; no se identificaron como agentes, si lo hubiesen hecho, no habría ocurrido nada", manifestó entonces.
