Robó en varias entidades bancarias en la zona de Vigo y fue condenado a 8 años de cárcel pro ello. Así lo reconoce José Luis Fernández Fernández. A punto de expiar su culpa, un revés tan severo como la muerte de una hija lo hizo recaer en sus adicciones. Lo decía ayer al término de su juicio en Ourense por un presunto tráfico de drogas. El hombre asegura que esa tragedia familiar "me volvió loco" y lo condujo a volver a los estupefacientes. Cuando solo le faltaban unos meses para cumplir su condena por los robos bancarios, su ansia de consumir lo impulsó a introducir las dosis en la prisión provincial al regresar de un permiso penitenciario, según expuso en su alegato durante su derecho a la última palabra tras el juicio.

En el centro penitenciario ourensano de Pereiro de Aguiar, José Luis estaba bien considerado por sus responsables. Trabajaba como jardinero en el penal y recibía a cambio un salario de 105 euros. Tenía, por su buen comportamiento, lo que se denomina como "destino de confianza". Carecía de antecedentes y partes por mala conducta en la cárcel. Hasta que un chivatazo lo situó en el punto de mira. Él mismo entregó la droga que había introducido en el recto.