"Con casi total seguridad" Fadila C. estaba en la casa cuando su pareja, el coruñés David Fuentes, mató a su hijo de casi dos años, el pequeño Imran. Así se desprende de las diligencias policiales sobre la investigación del caso, que ya obran en poder del Juzgado de Instrucción 3 de Oviedo. Los policías que trabajaron en el caso recopilando pruebas, evidencias y múltiples testimonios encuentran en las declaraciones de la mujer "una contracción tras otra" y sospechan que ella y su pareja se pusieron de acuerdo antes de entregarse para cuadrar las versiones y exculpar a Fadila, que espera un hijo de su compañero sentimental.

Los investigadores creen que habría sido la muerte a golpes de Imran, en medio de una brutal paliza y haciendo uso de una violencia extrema, lo que impulsó a la joven marroquí a abandonar de forma precipitada el piso que compartían en la calle Vázquez de Mella y marcharse a un parque, donde permaneció durante horas hasta que decidió regresar al domicilio, en lugar de acudir a la Policía a denunciar los hechos.

En cambio, la mujer, en su declaración en Comisaría y también ante la juez del caso, dijo que se había escapado de la vivienda porque él se había puesto muy violento. A la Policía esta explicación no le cuadra y tampoco a la juez del caso, Begoña Fernández, que ha enviado a Fadila directamente a la cárcel de Villabona acusada de asesinato, lesiones y maltrato habitual. Los mismos delitos que se le atribuyen a su pareja, acusado también de un robo con fuerza.

¿Por qué David ha accedido a cargar él con la culpa y librar a su pareja? Fuentes cercanas al caso creen que una vez consciente de que él no tenía escapatoria y que tendría que responder ante la justicia por la muerte de Imran, decidió que lo mejor sería intentar salvar a su pareja, que espera un hijo suyo desde hace tres meses. Las mismas fuentes sostienen que el arrepentimiento del joven "puede ser real" y que, de algún modo, piensa que al exculpar a Fadila estaría "expiando" parte de su culpa.

Existen, no obstante, más contradicciones o situaciones "difíciles de explicar" en las declaraciones que la madre de Imran y su pareja habrían pactado. Por ejemplo, ninguno de los dos ha conseguido explicar la "rocambolesca" teoría según la cual Fadila no se habría enterado de la muerte de su hijo hasta ser detenida, veinte días después. Las declaraciones "patinan" cuando relatan que ella creyó sin pestañear que mientras se ausentó unas horas de casa, David decide enviar al niño a Galicia con su hermana.

Además, antes de su fuga a León, y según la versión de varios testigos, la madre de Imran contó en el barrio que el niño estaba en Málaga con su familia. A unos les dijo que había ido a una fiesta, a otros que no lo podía mantener. Para los investigadores tampoco se sostienen argumentos "tan peregrinos" como "mi teléfono se rompió" para explicar por qué, de repente y tras la muerte de Imran, Fadila interrumpió el contacto con su familia en Málaga, hasta ese momento fluido.

Los responsables del taller en el que trabajaba David, explicaban ayer que lo contrataron por su destreza con los coches y que era muy amable. "Al final estábamos trabajando con un asesino", lamentaban ayer.