Un ciudadano británico, de 85 años, buscado desde finales de los ochenta por siete agresiones sexuales a menores, de entre 6 y 14 años, fue detenido en Benalmádena (Málaga). El fugitivo se dedicaba a transportar a niños, de un coro de una iglesia de Londres, y eligió a varios de estos menores como sus víctimas.