El barco siniestrado frente a las costas de Asturias es un arrastrero luso que fue remodelado recientemente tras años paralizado, trabajos que lo convirtieron "en uno de los navíos más modernos de toda la costa portuguesa".

Así lo aseguró hoy en declaraciones a Efe Armando Soares, representante de la empresa Pescas Balayo en Portugal, armadora del barco que naufragó a primera hora de este lunes en el Cabo Peñas con nueve tripulantes a bordo, dos de los cuales han fallecido.

Soares detalló que el arrastrero -de unos 35 metros de eslora y de nombre "Santa Ana"- salió de los astilleros en el año 1980 y que quedó "deteriorado" después de pasar varios años sin actividad anclado en el puerto portugués de Leixoes.

El navío fue comprado por el armador español José Balayo, propietario precisamente de Pescas Balayo, y entre los años 2010 y 2011 fue sometido a una intensa remodelación para dotarle "del equipamiento más moderno".

"Actualmente trabajaba en la pesca de la 'xarda' (caballa) en Asturias, pero también faenaba dependiendo de la época del año por Galicia o por Portugal", detalló Soares.

El portavoz de Pescas Balayo señaló que el accidente se produjo, de acuerdo con los primeros indicios, por chocar el navío contra un banco de arena en una zona en la que el mar tenía poca profundidad.

La tripulación estaba compuesta por cuatro gallegos, un asturiano, dos portugueses y dos marinos indonesios contratados hace más de cuatro años y con domicilio en Portugal, según estas mismas fuentes.

Por ahora, han sido recuperados los cuerpos del mecánico gallego Manuel Indalecio Mayo Brea, natural de Muros (A Coruña), y del portugués Francisco Gomes Fragateiro, primer patrón de la embarcación.

Hasta las 16.00 GMT sólo se había rescatado con vida a Manuel Simal Sande, de 50 años y natural de Muros (A Coruña).

Por tierra y mar, los servicios de emergencia españoles continúan los trabajos para encontrar a los demás integrantes de la tripulación.