A medida que avanza la investigación, van conociéndose indicios y pruebas que incriminan a los padres de Asunta. Pero aún se ignora el móvil, el motivo por el que supuestamente planificaron acabar con la vida de la niña. Psiquiatras y psicólogos consultados por FARO, con la cautela de que el caso todavía está en una fase inicial de la instrucción, consideran que los últimos datos que han trascendido sobre la sedación de la menor, que han elevado la imputación de homicidio a asesinato, apuntarían a que detrás de este crimen no existe una enfermedad mental.

"Por los indicios que hay por ahora no estamos hablando de personas que tienen una enfermedad mental; al contrario, apuntaría a una mente organizada, a una frialdad, a que hubo premeditación... y eso es algo impropio del enfermo mental", afirma el psiquiatra Juan Fernández Hierro, quien además de desarrollar su labor en el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo, también realiza informes periciales para casos judiciales. Opinión similar al respecto tiene el psicólogo clínico Manuel Castro. "Los elementos que se conocen por ahora no se justifican como fruto de un trastorno mental agudo", apunta el experto.

¿Y la actitud de la madre? Se la ha visto sonriendo y tranquila en el registro de su chalé de Teo -en los de los pisos de Santiago se derrumbó debido a la presencia de decenas de ciudadanos y de periodistas- y en prisión no muestra signos de tristeza. "Resulta sorprendente, incongruente, nos puede extrañar, es una reacción impropia, pero eso no quiere decir que haya una enfermedad mental de fondo", insiste Fernández Hierro, que señala que en este caso uno de los informes forenses clave será el que aborde el "funcionamiento mental" de Rosario Porto.