Galicia y Portugal se unen en la lucha contra el robo de metales. En el marco de una operación a nivel estatal desarrollada por la Guardia Civil el pasado martes, la Guardia Nacional Republicana lusa colaboró en las inspecciones realizadas en las zonas fronterizas. Además de Galicia, su apoyo se extendió a Castilla León, Andalucía y Extemadura. En un solo día 4.500 agentes de la benemérita inspeccionaron 750 centros de gestión de residuos de toda España e intervinieron 25 toneladas de cobre.

Cada día se producen en España una media de veinte robos de cobre, un "negocio" lucrativo que está creciendo y al que se están incorporando delincuentes de otras "especialidades" porque proporciona dinero rápido y fácil. Galicia es una de las comunidades más afectadas, y su proximidad con Portugal facilita el trasvase de material robado de un país a otros.

Para luchar contra esta actividad delictiva, que ha crecido un 50 por ciento en los últimos años, la Guardia Civil puso en marcha en 2006 un plan que está dando sus frutos y que se complementa con una estrategia de la Unión Europea para combatir la criminalidad itinerante. De hecho, según ha explicado el comandante de la Guardia Civil Jesús Gayoso, el pasado martes se ha llevado a cabo una nueva jornada de inspecciones en las que los agentes han intervenido 25 toneladas de cobre y otros metales valiosos.

Esta jornada ha permitido detener a seis personas, integrantes de una banda especializada en el robo de cable telefónico, y la incautación de esas 25 toneladas, diez de ellas en la zona sur de la Comunidad de Madrid, otras tantas en la Comunidad Valenciana y el resto en Huesca.

Los investigadores han detectado la existencia de organizaciones dedicadas a la exportación de cobre a países emergentes como India o China. Precisamente, el gigante asiático consume el 35 por ciento del cobre mundial, un metal "muy reutilizable, gran conductor, que se camufla fácilmente y que carece de señas de identidad", como recuerda el comandante.

Bandas especializadas están ya prescindiendo de intermediarios y, según Gayoso, cuentan con clientes en algunos países, como Holanda. a los que les entregan la mercancía directamente, "sin pasar por la casilla de salida".

Tres sectores son las víctimas de esos cacos: el energético, con las compañías eléctricas como las más afectadas; el de las telecomunicaciones, y el ferroviario.

Robar en este último sector es más arriesgado. Tanto es así, que el año pasado murieron dos personas mientras intentaban sustraer metales en instalaciones ferroviarias y este año ya ha fallecido otra. El valor en el mercado está alcanzando sumas golosas y, así, la venta de 4.000 kilos de cobre pelado puede reportar una ganancia de 8.000 euros.

Generalmente, son los mismos delincuentes los que se dedican a esta actividad, ya que, según subraya Gayoso, el 70 por ciento de los detenidos son reincidentes y ha convertido el "negocio" del cobre en su "modus vivendi". El cobre se ha convertido en "objeto de atracción" para los delincuentes y muchos de ellos se han "cambiado" de actividad porque se gana más dinero.