Cuatro años de cárcel para un vigués que alegó fines didácticos en sus tocamientos a una niña
El tribunal le condena por abusos sexuales continuados, posesión de pornografía infantil y lesiones, por dar un bofetón a la víctima

Francisco Javier R.G. // M. G. Brea
U.F. - VIGO
Cuatro años y un día de prisión por un delito continuado de abusos sexuales a una menor. Esta es la condena impuesta por la Sección Quinta de la Audiencia con sede en Vigo al sexagenario Francisco Javier R.G., que en el juicio oral admitió los tocamientos a la niña de 12 años aunque alegó fines didácticos y no lujuriosos, y culpó de ellos a su víctima. "Le toqué porque ella me lo pidió. No había ánimo lujurioso ni libidinoso", proclamó ante el tribunal que ahora le condena. La fiscal cuestionó entonces su versión y le preguntó: De ser cierta su declaración ¿cómo un hombre adulto como usted se aviene a las peticiones de una niña?
La sentencia incluye, también, una orden de alejamiento que le impide aproximarse y comunicarse en un plazo de cinco años con la pequeña a quien indemnizará con 1.650 euros en concepto de responsabilidad civil. Además, la sala le condena a una multa de 180 euros por una falta de lesiones ya que rompió el labio de la víctima de un bofetón, y a otros seis meses multa a razón de 6 euros diarios (1.080 euros) por posesión de pornografía infantil. Y es que el sexagenario es fotógrafo y admitió que le hizo varias fotos a la niña enseñando el culo, unas poses que él mismo tildó de "indecentes" , aunque también aseguró que fue a petición de la menor.
Los hechos tuvieron lugar en apenas tres días en octubre de 2011, cuando Francisco Javier R.G. acogió en su casa a madre e hija porque iban a ser desahuciadas de su vivienda por impago. Las conocía porque la mujer solía hacerle la limpieza de la casa, por lo que se prestó a acogerlas una temporada al conocer sus problemas económicos.
La pequeña y su madre, que se han trasladado a vivir a Levante, declararon por videoconferencia. Su versión es radicalmente distinta y ha convencido al tribunal. La niña explicó que el sexagenario insistió en que se bajase la ropa y se dejara tocar y sacar fotos, siempre en ausencia de su madre. Expuso que a ella no le gustaban los tocamientos, pero no quería que se el hombre se enfadara con ella. El día que el sexagenario le dio un bofetón y le rompió el labio, su madre recogió todas sus cosas y abandonaron la vivienda, momento en el que la menor se rompió y contó a borbotones todo lo sucedido, por lo que su madre interpuso la correspondiente denuncia. "Tenía a la niña obnubilada con sus regalos, no se atrevía a decirme nada porque sabía que nos marcharíamos", aseguró la mujer en el juicio.
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