Un vecino de Poio de 71 años de edad, Valentín I. P., acaba de ser condenado por la Audiencia de Pontevedra a una pena de cinco años de prisión como autor de un delito de abusos sexuales que cometió contra una menor de 11 años a la que recogía todos los días en un colegio del casco urbano de Pontevedra. Además, la sentencia le prohibe aproximarse o comunicarse con la víctima durante un periodo de 10 años. El fiscal solicitaba una pena de 6 años de cárcel.

Según establece el fallo como hechos probados, el acusado tenía encomendada desde hacía unos cinco años la tarea de llevar y recoger a la menor del colegio. Así se lo habían encargado los padres de la niña, quienes conocían a esta persona ya que era el marido de una empleada de hogar de la familia, que reside en A Caeira.

El acusado recogía a la niña y ambos se dirigían al centro comercial A Barca en donde el procesado solía estacionar su vehículo. Entre finales de 2010 y hasta el 20 de junio de 2011, el acusado aprovechaba su paso por el centro comercial A Barca para realizar a la menor "tocamientos y manoseos" de carácter sexual y libidinoso. De hecho, la sentencia relata al menos cinco ocasiones en los que el acusado realizó este tipo de tocamientos.

Los magistrados de la Audiencia son contundentes en su sentencia. Destacan que "aunque en este tipo de delitos no suelen existir otras declaraciones que las del acusado y la víctima, en este caso, en el que no declaró la menor, existen, testigos presenciales que ninguna relación guardan ni con el acusado ni con la menor". Se trata de los testimonios de las empleadas de comercios del centro comercial que denunciaron los hechos y que durante el juicio celebrado el pasado 11 de mayo en la Audiencia Provincial proporcionaron "un testimonio claro y expresivo de lo ocurrido". "Sus manifestaciones son pormenorizadas, contundentes, invariables y claras", dice el tribunal.

Las tres empleadas del centro comercial realizaron "tareas de vigilancia" cuando escucharon los rumores acerca de lo que sucedía y verificaron los hechos, que fueron entonces denunciados ante la Policía. Los agentes desplegaron un dispositivo y comprobaron los tocamientos.