El Ratonero estaba en el punto de mira de las fuerzas antidroga desde hace más de cuatro años, y su patrón José Luis Devesa lo sabía pero siguió jugando al gato y al ratón con las fuerzas de seguridad. Su captura con tres toneladas y medio de cocaína no ha sido fácil, pero culmina años de ardua investigación.

Hace apenas dos semanas los investigadores comprobaron que el pesquero se disponía a abandonar el puerto de O Grove. Oficialmente, José Luis Devesa comunicó a la Capitanía que él y su tripulación se dirigían hacia Santander para dedicarse durante varios días a la pesca de la caballa en el Cantábrico, pero el barco salió del muelle sin redes en sus bodegas, sin carnaza como cebo y con una cantidad bastante limitada de provisiones.

El viaje real, como comprobaron quienes le investigaban, era otro. Arriesgó y cruzó el Atlántico con el pequeño pesquero, de unos 21 metros de eslora. Cerca de Venezuela cargó la cocaína y regresó. Esta vez no pudo zafarse del SVA, las bodegas del Ratonero estaban llenas de cocaína.

La captura de este pesquero supone un gran golpe para los narcos gallegos, que tras perder la confianza de los colombianos hace tres años por la continuas aprehensiones de los alijos marítimos en los que participaban, habrían conseguido mejorar las relaciones y recuperar el uso de pesqueros en la ruta atlántica

De hecho, desde febrero de 2009 no se registraba una intervención contra un cargamento de tal calibre y empleando un barco pesquero para acercarla a la costa gallega. En aquel momento, el barco intervenido fue el Doña Fortuna, que transportaba 5.000 kilos de cocaína y fue detectado gracias a la colaboración entre la UDYCO de la Policía Nacional y las policías italiana y portuguesa. Desde entonces no se habría vuelto a utilizar un pesquero para la entrada de la droga en Galicia.

Los golpes recibidos por varias organizaciones (Vázquez Roma, Patoco y los narconstransportistas de la Operación Tabaiba), obligaron a los narcos a buscar otras vías para introducir cocaína, optando por alijos más pequeños introducidos a través de contenedores marítimos en puertos como el de Marín o Vigo.

Hasta entonces decenas de toneladas habían pasado por la ruta del Atlántico utilizando un escudo como pesquero, pero también fue el trayecto en el que mayores alijos intervinieron las fuerzas de seguridad. El Nuevo Salmón, abordado rumbo a Vigo con 4.000 kilos de coca en marzo de 2006; los casi 5.000 kilos del Atlantic Warner, o el South Sea, con casi 7.000 kilos de coca, permitieron desmantelar la mayoría de los grandes clanes gallegos que tenían contacto directo con los proveedores colombianos.