"No te puedo explicar por qué lo hice". Adrián Doce, un vecino de A Coruña de 25 años, era incapaz ayer de relatar por qué decidió meterse en el agua en la madrugada del viernes para intentar salvar a un policía que estaba siendo arrastrado mar adentro. El intento de rescate, junto a otros agentes, se saldó, para él, con una hipotermia que le obligó a estar varias horas en el hospital. No se arrepiente de lo hecho, al contrario, y confiesa que, pese al riesgo que sufrió, lo repetiría "sin duda".

El joven caminaba por el paseo marítimo de madrugada, después de salir de fiesta en la zona de Orzán, cuando oyó "gritos" y observó movimiento frenético de personas, muchos de uniforme policial, en la playa, junto al mar. "Vi mucha gente que corría, corría, corría...", explicaba ayer por la tarde, sin haber dormido más de cuatro horas seguidas. Por "curiosidad", confiesa, se asomó a la barandilla del paseo y avistó a varios agentes de la policía dentro del agua, intentando salvar a uno de ellos, más alejado de la orilla, mientras otros muchos pasaban a su lado, corriendo, en dirección al mar. "Me decidí a bajar e intentar sacar al policía con ellos", relata.

La tarea no era fácil. "Te empapaban las olas, te tiraban, te ponían de rodillas, te levantaban, te pasaban por encima... Un desastre", comenta Adrián, que, con un hilo de voz, añade cómo, a los pocos minutos, perdieron la esperanza de recuperar al policía. "Cada vez el mar lo estaba llevando más adentro, más adentro, y nos estaba llevando a nosotros también. Y se nos fue. No hubo más", apostilla.

El joven se obliga a sí mismo a no pensar qué hubiera pasado si hubiera llegado "dos segundos antes" o si hubiera estirado un poco más el brazo, y cree que podría haber sido uno de los desaparecidos. "Hubo muchísima suerte y creo que podíamos ir para dentro el policía local y yo, que nos agarramos mutuamente", lamenta. Al salir del agua, Adrián comenzó a sentirse "mal" y no tiene más recuerdos hasta que se vio en la camilla del hospital. Un policía lo llevó hasta el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, con hipotermia, y allí estuvo hasta la una de la tarde, cuando le dieron el alta. Por su propio pie salía por la puerta de Urgencias.

Indignación

Primero rehúsa hablar de cómo se originó la situación en la que se vio involucrado, con el joven eslovaco mojándose los pies en el agua, pero después se indigna: "Si tuviera la ley en la mano... ¿Una sanción? Prisión tenía que haber...". Considera que hay un problema de educación que provoca este tipo de imprudencias: "Esto pasa por la falta de cabeza que hay hoy en día". No puede ni comentar qué sintió cuando le dijeron que había tres desaparecidos y un cadáver: "¿Tristeza? Pues sí".

Con el paso de las horas, agotado tras declarar ante la Policía Nacional, resalta que, aunque tiene "preparación física", nunca ha trabajado como socorrista ni es un experto nadador. "Es un momento en el que no piensas nada", afirma. Tanto su madre como su novia se mostraban ayer orgullosas de su actuación.