Cinco años de prisión. Esta es la pena dictada por la Corte de Justicia de Bamako, capital de Mali, para el expolicía vigués Miguel Ángel Devesa Mera como cómplice de la muerte a tiros del ucraniano Thomas Krust, alias "Jhony", una identidad falsa bajo la que se escondía el colombiano Juan Carlos García Soto del que era socio. El guardaespaldas de Devesa, el portugués Aquilino Souza Miranda, ha sido condenado también a 5 años –que cumplirá en la cárcel–, como autor material de los disparos, mientras que el venezolano Gustavo Valencia Sepúlveda, que estaba con ellos en el momento del crimen, ha sido absuelto.

Devesa Mera, antiguo militante de las Juventudes Socialistas de Vigo que concurrió como número 15 en las municipales de 1991, no ingresará en la cárcel para cumplir su condena. El tribunal la deja en suspenso bajo apercibimiento de no cometer nuevos delitos en el país africano. Cabe resaltar que el vigués, expulsado de la Policía Nacional, montó en Bamako una oficina de inversiones inmobiliarias y está procesado en Mali como cabecilla de la red de narcos de la ruta africana de la cocaína que opera en el país para su posterior distribución a Europa. Le vinculan directamente con el denominado caso "Aire Cocaine", un Boeing 727 que apareció calcinado en el desierto en 2009 tras descargarse de su interior 10 toneladas de cocaína procedentes de Venezuela.

Los tres procesados por la muerte de "Jhony", según informan medios de comunicación africanos, se enfrentaban a cadena perpetua por el crimen, pero contaron con una brillante defensa al contratar a los mejores abogados de Mali. Estos letrados lograron, tras un juicio que duró nueve horas, que se retiraran los cargos iniciales de asesinato y se les aplicaran atenuantes. En concreto, se demostró que la víctima –al volante de un todoterreno– fue la primera en encañonar con una pistola que llevaba oculta en la cintura a Devesa Mera, sentado en el asiento del copiloto, para reclamarle un dinero que había invertido en sus negocios, o bien para que le mostrara el material adquirido con su inversión.

Aquilino Souza, sentado en la parte posterior del vehículo, intentó defender a su jefe y realizó dos disparos cuando el colombiano se bajó del coche, alcanzándole en el hombro derecho y en el tórax y causando su muerte, según el fallo judicial. Estos hechos llevaron al tribunal a considerar que no hubo premeditación, pues ni el vigués ni su guardaespaldas tenían intención de asesinar a nadie, y dio pie a la aplicación de atenuantes y a la imposición de la pena mínima del código penal maliense.

La Policía de Mali sorprendió a Devesa y a los otros dos miembros de su grupo cuando intentaban deshacerse del cadáver del colombiano en el interior de una nave. Devesa Mera explicó que la gran macha de sangre obedecía a que era Ramadán y habían matado un cordero, pero los agentes comprobaron que se trataba de un cuerpo descuartizado tapado con cemento.